le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

domingo, 16 de junio de 2013

Conversar, Comentarios al post.

De la misma manera que para que una historia de cine sea creíble  es necesario  que la existencia de la trama principal esté apoyada por subtramas que situadas en la periferia del conflicto fundamental  sean coherentes con aquella, dando sentido a la historia , para que una conversación sea un diálogo verdadero o fructífero es necesario que  aparejado al debate sobre el argumento esencial de la conversación, vaya de la mano la irrupción periódica de aquellas ideas, que no formando parte de la esencia del razonamiento , constituyen la llave para la evolución conjunta del pensamiento en dicha conversación.
El diálogo verdadero necesita de las frases o ideas puente; esto se produce cuando uno de los participantes complementa el razonamiento del otro introduciendo un elemento de razonamiento  a la cuestión que se esté tratando y que introduce un elemento nuevo, este elemento es el punto de enlace para la evolución de la conversación. En esto consiste saber conversar.
Se necesita el talento intelectivo de correlacionar temas, es la capacidad para contemplar todos los aspectos que inciden sobre un asunto o cuestión. La capacidad de correlacionar, de sacar a la luz toda la información que uno tiene sobre un tema tanto respecto a su esencia como a  todos los elementos circunstanciales que afectan esa esencia argumental. Lo que conduce a las frases puente son los elementos argumentales que están en la periferia del núcleo conversacional, éstos, son los que hacen derivar la conversación y hacer que evolucione.
En ocasiones, cuando conversamos con otra persona acerca de un tema y tenemos la impresión de estar espesos, torpes,  suele obedecer a que uno de los dos interlocutores no es capaz de sacar a la luz los elementos periféricos de la cuestión que se esté tratando, de manera que deviene el estancamiento de la conversación.
Estaríamos ante un caso de monologuismo, uno de los intervinientes expone su idea principal pero su interlocutor se va a limitar en centrarse en esa idea principal, para apoyarla o bien rebatirla, pero no aportará nada nuevo, ya que para que el razonamiento evolucione conjuntamente es necesario que el receptor haga un esfuerzo y trate de entender cuáles son los elementos periféricos o subtramas que bajo su punto de vista intervienen en la esencia de lo que el interlocutor trata de transmitirle.
Si este proceso no se produce periódicamente en la conversación, el diálogo habrá fracasado en el sentido de que ambos  interlocutores no han conseguido evolucionar en el pensamiento de forma conjunta, imposibilitando  así que se haya producido una conversación en toda la extensión del concepto.
Cuando este proceso de intercambio tiene no se completa cíclicamente en la conversación entre ambos, el diálogo en términos de evolución de pensamiento se termina y el emisor de la idea principal tiene la sensación de que él mismo está espeso y no es capaz de transmitir las ideas; lo cual es un espejismo, en el sentido de que no es responsable de tal parón intelectual, simplemente su interlocutor no introduce a debate cuestiones relacionadas que hagan derivar o profundizar la conversación.
En este sentido, es paradójico que cuando esto sucede, muy posiblemente el interlocutor que ha escuchado los argumentos del emisor piense honradamente que la conversación del emisor es carente de interés, hasta incluso el emisor al no ver que haya intercambio contempla su propio discurso como ridículo en la presencia de esa persona que le esta escuchando.
El mismo tema a tratar escuchado por personas diferentes puede llegar a tener un sentido muy pertinente, o..,en el peor de los casos ser absolutamente prescindible o convertirse en mediocre, lo cual hace que uno se pregunte si lo que quiere expresar no lo esté haciendo de forma correcta, generándose hacia sí un pequeño sentimiento de culpabilidad y  sensación de estar dando al receptor la impresión de querer hablar de ciertos temas o cosas forzadamente, temas que en realidad  a los ojos del interlocutor parecen que te son ajenos aunque quieras hablar de ellos.
Pues bien, a mi entender,  esta especie de cisma que se produce, dando por hecho que en esa conversación el grado de lucidez del emisor de la idea argumental sea suficiente, tiene como motivo principal la ausencia de esas frases puente que hagan entrar en juego los elementos periféricos que a juicio del receptor intervengan respecto a la argumentación principal que el emisor le está planteando. Si esto no se produce el diálogo termina, y necesariamente se pasa a otra conversación, sin agotar intelectualmente el tema que se planteaba, en realidad no se ha producido el dialogo, no ha habido conversación, el pensamiento no ha evolucionado de forma conjunta. Si el receptor de la idea es capaz de a su vez plantear nuevos elementos que tengan que ver con lo sustancial del argumento entonces se produce el milagro de la conexión entre los dos.
La gandeza de este intercambio estriba en que ambos, al percatarse de que el dialogo es fluido, mejoran inconscientemente su intuición debido a la emoción que les produce la fluidez en el intercambio, generándose así la predisposición psicológica más favorable para que cada interlocutor se siente relajado y empiece a generar nuevas ideas que ni él mismo sabía que tenía en su interior.., ése es precisamente el valor de un verdadero diálogo, la conversación como elemento catalizador del pensamiento conjunto.
 Comentario anómimo:
 
Y, ¿te has planteado la posibilidad de que el interlocutor no desee en modo alguno entablar un diálogo en la línea que propones ni aproximarse a esas interconexiones o metas que conducen a lo que tú pretendes alcanzar como objetivo final mediante el proceso del diálogo? En este caso, no sólo habría fracaso, sino inoperancia y expectativas infundadas por parte del emisor, que, erróneamente, cree que el interlocutor desea escucharlo, cuando no es en absoluto así. En alguna medida, aunque sea inconscientemente, tu argumento presupone un ardid maniqueo añadido adrede, que es la intención de convencer al interlocutor de tus propios razonamientos o reconducirlo hacia tu meta o a tu deseo final; algo absolutamente fútil que parte de ideas preconcebidas manifiestamente equivocadas, en donde el que expone las directrices del diálogo cree que va a obtener lo que pretende, sencillamente, porque "lo vale", porque es más inteligente en la dialéctica del diálogo o va a conducir el diálogo en la dirección que él cree que debe ser orientado. Craso error partir de un principio manifiestamente equivocado.
Respuesta: 

Doy por hecho una cierta afinidad en las preferencias en cuanto a los temas tratar, es obvio que el diálogo puede fracasar simplemente porque el receptor no esté interesado en el tema planteado, pero eso huelga decirlo.


Hay muchos tipos de diálogos, y la mayoría ni siquiera tienen por objetivo la evolución conjunta en términos de pensamiento acerca de un tema a tratar, pero a mi entender, éstos, no son diálogos , serían intercambios de información, pero no suponen un avance intelectual en el pensamiento conjunto. Sí que creo que he cometido el error de no calificar adecuadamente el tipo de diálogo que propongo para evolucionar en el pensamiento intelectual,  lo he llamado “verdadero diálogo”, pero no lo veo correcto , no sé cómo habría de calificar una conversación del tipo que estoy tratando de describir. En realidad, el diálogo tiene multitud de formas de manifestarse , todas ellas válidas según los objetivos que persigan o el espíritu que los justifique.

En cuanto a las expectativas infundadas de que el receptor quiera seguir o escuchar las líneas que se supone que plantea el emisor, me indica que no has seguido mi razonamiento puesto que presupones un objetivo por parte del emisor en cuanto a: cito textualmente: “en donde el que expone las directrices del diálogo cree que va a obtener lo que pretende sencillamente, porque "lo vale" porque es más inteligente en la dialéctica del diálogo o va a conducir el diálogo en la dirección que él cree que debe ser orientado”.

Partiendo del hecho necesario de que una de las dos personas proponga un tema, de lo que menos se trata en una conversación o diálogo es plantearla con el objeto de servirse del otro para reafirmar tu propio punto de vista, cito: “que es la intención de convencer al interlocutor de tus propios razonamientos o reconducirlo hacia tu meta o a tu deseo final”,  eso sería precisamente un monologuismo que puede resultar como tú indicas de la firme voluntad del emisor de marcar las líneas argumentales,  o por el caso omiso del receptor a seguir esas líneas que el emisor impone, es cierto, pero no es de lo que yo hablo en este pequeña reflexión.

La idea que he querido transmitir tiene un espíritu  opuesto al que  indicas estar  instalado en mi intención. Se trata de lanzar un tema, y evolucionar en el diálogo a través de él, sin presunción alguna de terminar en objetivo argumental ninguno, puesto que si el diálogo es fructífero ambos se retroalimentarán con sus razonamientos y ambos descubrirán que conjuntamente están llegando a conclusiones que el que ha propuesto el tema no podía prever, por lo tanto lo que menos cabe en un diálogo de este tipo son protagonismos de egos  o vanidades proyectadas en un complaciente receptor.

Normalmente, lo que ocurres es que cada uno expone su idea sobre el asunto y no tiene intención de abrirse y dejarse llevar por la conjunción de ideas dentro del diálogo. Sólo se escucha al otro esperando a que termine para replicar con los argumentos que tenemos preconcebidos en nuestra cabeza, este tipo de situaciones se dan sobre todo cuando se trata un tema en el que implica un posicionamiento , como pueda ser el aborto. Si uno está a favor y otro en contra, la mayoría de las veces el diálogo no será fructífero (en términos de evolución de pensamiento), dado que cada interviniente tiene una idea preconcebida , fruto a menudo de una posicionamiento ideológico que respalda su opinión.

Por el contrario, ¿hablamos de la Nouvelle Vague?, es un tema amplio, que ofrece muchos caminos para ser tratado, el emisor planteará una cuestión relacionada con la Nouvelle Vague y sin imponer nada ambos empezarán a evolucionar, dejándose llevar el uno por el otro, esta es la clave, dejando atrás objetivos más o menos vanidosos y el mero intercambio de información, y sí, en este punto sí que creo necesario definir una conversación en los términos que estoy planteando si el objetivo es un crecimiento intelectual mutuo, y un ahondamiento intelectual sobre el tema que se está tratando, desde luego si lo que vamos a hacer es soltar cada uno nuestra monserga , en términos de evolución de pensamiento intelectual, no habrá diálogo alguno. Este es el tipo de conversación o diálogo al que yo aludo, y sobre el que he intentado ahondar en los mecanismos que lo hacen posible o lo favorecen, como es el tema de las frases puente o la capacidad  para hacer intervenir aspectos periféricos que precisamente son lo contrario de la preimposición  por parte del emisor de unos objetivos de tipo personal. He tratado de imaginar los mecanismos que producen ese tipo de conversación fructífera, desconozco si son erróneos, son fruto de mi intuición, nada más, en cualquier caso son pensamientos en alto para reflexionar sobre cómo se hila una conversación de este tipo.