"[...pero también la desesperación tiene sus momentos de placer intenso, sobretodo cuando uno sabe a ciencia cierta que se encuentra en un callejón sin salida".
"Cuando, por ejemplo, te demuestran que desciendes del mono, ya no tienes por qué enfurruñarte; acéptalo enhorabuena."
" Después de esto se diría que encuentra usted placer hasta en un dolor de muelas!, exclamarán ustedes riendo.
Bueno, ¿ Y por qué no? Hay placer hasta en el dolor de muelas - contesto yo - . Yo tuve un dolor de muelas que duró un mes entero y sé lo que me digo. Claro, la gente no sufre tal cosa en silencio. Se queja. Pero esos quejidos no son sinceros, sino maliciosos, y en esa malicia está el meollo de la cuestión. Con esos quejidos el paciente expresa su placer; si no sintiera placer dejaría de quejarse. En primer lugar esos quejidos expresan la falta de sentido, tan humillante para la conciencia, del dolor físico."