le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

lunes, 23 de enero de 2012

Reflexión acerca del diálogo en "Vivir su vida".Un film de Jean-Luc Godard, rodado en París en 1962.


Hablar y pensar es lo mismo, o debería serlo... 


En este diálogo entre un viejo sabio y la joven Anna Karina, se explica uno de los procesos más importantes en el desarrollo de la identidad y el logro del ser humano de trascender mediante esta identificación palabra-pensamiento, logrando así poder expresar su yo al exterior, sacar su verdadera alma al exterior mediante la articulación de las palabras.

Cuando el viejo manifiesta que sólo se aprende a hablar bien cuando se ha renunciado durante algún tiempo a la vida, está hablando de que existe una vida paralela a la cotidiana o real; es la vida con el pensamiento . Ambas no pueden coexistir en el mismo lapso de tiempo, se alternan. El proceso de esfuerzo mental por parte del individuo para tratar de traducir sus sentimientos en palabras concretas y certeras, que se correspondan con la definición de sus estados , constituye la renuncia a la vida normal, una inversión de tiempo empleada en un nivel superior, este esfuerzo el viejo lo denomina “despego”, que viene a denotar la actitud valiente ante la vida, por la cual uno renuncia a la vida normal por momentos para penetrar en un estado de “ actitud valiente”, dado su deseo de comprender el fenómeno de la vida y de su propia existencia.

Este proceso dura toda una vida, sólo un reducido número de hombres logran perfeccionar esta herramienta hasta lograr el milagro final: “poder hablar sin tener que pensar con anterioridad lo que van a decir”, el minucioso conocimiento del lenguaje que se corresponde con los pensamientos abre una vía de desinhibición mental por la cual la mente, el cerebro, puede pensar a la misma velocidad que habla, puesto que la rapidez y fluidez de pensamiento se verá correspondida casi al instante por la articulación de las palabras precisas. De esta manera, se logra que el pensamiento pueda ahondar mucho más en los razonamientos y por ende trascender mucho más. Se da la paradoja de que llega un momento en el que son las propias palabras articuladas ya en el aire las que, según el protagonista las va oyendo de sí mismo, le sirven de referencia para crear pensamientos nuevos, evolucionar en su pensamiento en tiempo real y darse cuenta de que de manera milagrosa, espontánea , sin haberlo pretendido, acabar creando una reflexión nueva acerca de una cuestión determinada, quizá debido a ese estado mental de desinhibición, que no olvidemos, es fruto del trabajo continuado.

En el ejercicio y práctica de esta técnica de pensamiento, puede intervenir el factor “emoción”, me explico; cuando uno se haya en diálogo con otra persona reflexionando sobre una idea respecto a la que uno mismo carece de opinión concreta, al darse cuenta de que según va uno articulando palabras se produce de forma espontánea el hallazgo de una idea nueva , uno se emociona, esta emotividad abre más aún la capacidad de comunicación del individuo, esta emoción se canaliza a través de la presencia del otro, que nos escucha.

La fuerza que induce a los individuos a buscar la verdad a través de la profundización en la identificación Palabra-pensamiento lleva aparejado a mi entender un anhelo antropológico del ser humano por la eternidad, dada la imposible existencia física persé, el hombre , a través del pensamiento y su evolución hacia el autoconocimiento encuentra la esencia de su yo, lo cual, si bien no es eternidad, si tiende a la tranquilidad existencial, a la comprensión de su propia vida, de su periplo existencial. Supone una reconciliación con la naturaleza, aceptando nuestra efímera presencia en ella , pero en sentimiento de una dignidad plena, fruto del autoconocimiento que desemboca en la identificación de yo, quien soy.






viernes, 20 de enero de 2012

¿Me das un beso en la Mejilla?.

Nunca pensé que un momento tan entrañable se fuera producir en unas circunstancias tan… ordinarias, ¡rutinarias!. La vida no avisa, ejecuta.

Un coche…, que sube por la rampa del garaje; es de noche ahí en la calle. Yo conduciendo, de copiloto una persona especial por muchas razones… y una de ellas: ser un manantial dador de cariño en potencia, cualidad nunca expresada  salvo en ocasiones puntuales: cuando emoción y desinhibición se dan la mano… y fluye el ser interior, el que permanece esperando su momento de felicidad, emergiendo para mostrar a la persona en plenitud vital…

Acabamos de salir del garaje, charlamos animadamente y me dispongo a invadir el asfalto, en ese momento, yo pido un beso en la mejilla, ¿Por qué?, muy sencillo, había encontrado una pequeña excusa para pedir una muestra de cariño, fruto de una conversación en la que yo había cedido…

Mi cabeza: ¡Vista al frente !, ¿me das un beso en la mejilla?, giro ligeramente la cabeza hacia ella y lo primero que percibo es una reacción instantánea…, como cuando una niña le dicen que ha llegado el recreo y sale disparada al patio…, aún más.., una niña ilusionada, enrabietada de ilusión por haber encontrado su excusa; una orden convertida en "justa" antes por mí, así que, ¡perfecto!. Se produce la desinhibición total y esta rubia se acerca enérgicamente hacia mí, rápido, con una expresión de ansiosa, alegre ,vital, jubilosa.
Sus labios entran en contacto con mi mejilla y noto una presión decidida , sin ser excesiva, es la justa, la justa para expresar que ese beso quería ser dado…., y para completarlo…,  el beso dura un lapso de tiempo… largo, apurando hasta la última décima de segundo a partir de la cual, ese beso podía dejar de ser un beso espontáneo de recompensa, para pasar a otra clasificación…. no contemplada en aquella escena.

Gran momento….el vivido. Yo pedí un beso en la mejilla... y recibí mucho más de lo que esperaba. Fue una entrega, una ofrenda apasionada, jovial y alegre, fruto del cariño almacenado en el diván de la prudencia, el orgullo bien entendido y la dignidad del saber hacerse valer.

Los momentos bonitos y emocionantes en la vida, lo son en mayor intensidad cuando se producen después de haberlos ido fabricando con paciencia...,  con teson, y respeto al otro.

Nunca pensé que tan rutinaria salida "garajera" pudiera tornarse sublime..., ¿será que la vida puede ser tan bella como nosotros nos empeñemos que deba ser?. Seguiremos investigando...





miércoles, 18 de enero de 2012

"Vivir su vida", un Film de Jean-Luc Godard, 1962.



















"Un diálogo a través de la vida."


Anna Karinna: ¿ le molesta que le mire?

Viejo: no.

Anna Karinna: Parece aburrido.

Viejo: En absoluto.

Anna Karinna: ¿Qué hace?

Viejo: Leo.

Anna Karinna: ¿Me invita a una copa?

Viejo:  Si quiere…

Anna Karinna: ¿viene aquí a menudo?

Viejo: No, a veces, hoy por azar.

Anna Karinna: ¿Porqué lee?

Viejo: Es mi oficio.

Anna Karinna: Es curioso, de pronto no sé que decir; me sucede a menudo. Sé lo que quiero deir. Lo medito antes de decirlo… pero al llegar el momento de hablar, ya no soy capaz de decirlo.

Viejo: si, evidentemente, ¿ha leído los tres mosqueteros?.

Anna Karinna: no, pero vi la película. ¿Por qué?

Viejo: Porque ... verá, tenemos a Phortos. Aunque no es en “los tres Mosqueteros”, es en “20 años después”. Porthos, el alto, el fuerte, un poco bruto, no pensó en toda su vida, ¿me comprende?, el tiene que poner una bomba en un subterráneo para hacerla estallar.

Coloca la bomba, enciende la mecha, luego sale corriendo…, naturalmente. Pero de golpe se pone apensar. ¿En que piensa? , se pregunta como es posible que pueda poner un pie delante del otro. Eso también le ha ocurrido a usted, sin duda. Entonces deja de correr, de andar; no puede avanzar más… todo explota, el subterráneo le cae encima. Lo sostiene con los hombros, pero finalmente tras un día lo aplasta y muere. La primera vez que pensó, murió.

Anna Karinna: ¿Por qué me cuenta historias así?

Viejo: Ya ve… un poco por hablar.

Anna Karinna: ¿Por qué hay que hablar siempre?. Muy a menudo habría que callarse, vivir el silencio. Cuanto más se habla, menos quieren decir las palabras.

Viejo: Tal vez pero… ¿se puede? ,

Anna Karinna: No lo se.

Viejo: Siempre me impresionó que no se puede vivir sin hablar.

Anna Karinna: Sería agradable vivir sin hablar

Viejo: Si, sería hermoso, ¿eh?. Es como si ya no se amase, sólo que no es posible.

Anna Karinna: ¿Pero Porqué? Las palabras debería expresar exactamente lo que se quiere decir. ¿es que nos traicionan?.

Viejo: Pero nosotros las traicionamos también. Se debe poder llegar a decir lo que hay que decir, ya que se llega a escribir bien… Piensa: a alguien como Platón se le puede aún comprender, se le comprende. Sin embargo, escribió en griego hace 2.500 años. Nadie sabe la lengua de aquella época, al menos, no exactamente. Sin embargo, llega algo. Por tanto se debe lograr expresarse bien… y es preciso.

Anna Karinna: ¿Y porqué hay que expresarse? ¿para comprenderse ?

Viejo: Hay que pensar, y para pensar hay que hablar. No se piensa de otro modo. Y para comunicar hay que hablar, es la vida humana.

Anna Karinna: Sí, pero es muy difícil. Yo pienso que la vida debería ser fácil. Tu historia de los “tres mosqueteros “ quizás sea muy hermosa, pero es terrible.

Viejo: Sí, pero es una indicación. Creo que … se aprende a hablar bien sólo cuando se ha renunciado a la vida por un tiempo. Es el precio.

Anna Karinna: Entonces, hablar ¿es mortal?

Viejo: Hablar es casi una resurrección con respecto a la vida; cuando se habla hay otra vida que cuando no se habla. Entonces, para vivir hablando uno debe haber pasado por la muerte de vivir sin hablar. No se si me explico bien, pero hay una especie de ascesis* que te impide hablar bien hasta que se mira la vida con despego.

Anna Karinna: Pero la vida de todos los días no se puede vivir con … no sé yo… con…

Viejo: Con despego. Se oscila, por eso se va del silencio a la palabra. Oscilamos entre ambos por que es el movimiento de la vida. De la vida cotidiana uno se eleva a la vida… , llamémosla superior. Es la vida con el pensamiento. Pero esta vida presupone que se ha matado la vida muy cotidiana, la vida demasiado elemental.

Anna Karinna: Entonces ¿pensar y hablar es lo mismo?

Viejo: ¡lo creo! Está dicho en Platón; es una vieja idea. Uno no puede distinguir el pensamiento de las palabras que lo expresan. Un momento de pensamiento sólo puede ser captado por las palabras.

Anna Karinna: Entonces, ¿hablar es un poco correr el riesgo de mentir?

Viejo: Sí, porque la mentira es uno de los medios de buscarlo. Errores y mentiras son muy parecidos. No hablo de mentiras ordinarias como prometer que vendré mañana, y luego no venga, porque no quise. ¿comprende?, eso son cosas. Pero la mentira sutil es muy poco diferente a un error. Uno busca y no encuentra la palabra justa, por eso le sucedia lo de no saber qué decir. Tenía miedo de no encontrar la palabra exacta, Yo creo que es eso…

Anna Karinna; ¿cómo estar seguro de haber encontrado la palabra justa?

Viejo: Bueno, hay que trabajar. Es necesario un esfuerzo. Uno debe decir lo necesario de modo que sea justo, que no hiera, que diga lo que quiere decir, que haga lo que tiene que hacer, sin herir y sin hacer daño.

Anna Karinna: Hay que tratar de ser de buena Fe. “Alguien me dijo que la verdad está en todo, incluso en el error”.

Viejo: ¡es cierto!, Francia no lo vio en el siglo XVII, se creyó que se podía evitar el error , no sólo la mentira, y que se podía vivir en libertad así directamente. Y no es posible. Por lo tanto Kant, Hegel, la filosofía alemana… son para reconducirnos a la vida y para saber que hay que pasar por el error para llegar a la verdad.

Anna Karinna: ¿Y que piensa del amor?. (empieza una melodía)

Viejo: Ha bastado que se introduzca el cuerpo. Leibnitz introdujo lo contingente… las verdades contingentes y las verdades cotidianas hacen la vida. La filosofía alemana ha mostrado que en la vida, se piensa con las servidumbres y errores de la vida y hay que apañárselas con eso, es cierto.

Anna Karinna: ¿No debería ser el amor lo único verdadero?

Viejo: Sí, pero seria necesario que el amor siempre fuera verdadero, ¿conoce a alguien que sepa inmediatamente lo que ama?. No, cuando se tiene veinte años no se sabe lo que se quiere. Se saben migajas, se agarra uno a su experiencia, se dice : “me gusta esto”. A menudo se mezcla. Pero para constituirse sólo con lo que a uno le gusta, se necesita madurez. Es precisa la búsqueda. Esa es la verdad de la vida. Por eso el amor es una solución, con la condición de que sea verdadero.



* f. Conjunto de reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y al logro de la virtud.



martes, 3 de enero de 2012

"Me hablas con palabras y yo te miro con sentimientos".




                                              Pierrot, el loco,1965, Jean-Luc Godard.



Belmondo:  ¿Porqué estás triste?. 

Ana Karina:  Me hablas con palabras  y yo te miro con sentimientos.

Belmondo:  Imposible hablar contigo,  no tienes ideas, sólo sentimientos.

Anna Karina: !En los sentimientos hay ideas!

Belmondo: Tratemos de hablar en serio, dime lo que te guste, lo que deseas y yo haré lo mismo, empieza.

Anna Karina:  Las flores, los animales, el azul del cielo, el ruido de la música, qué sé yo... todo... ¿y tú?

Belmondo: La ambición, la esperanza, el movimiento de las cosas, los accidentes, ¿qué más?, no se... todo.

Anna Karina: Ves, hace 5 años yo tenía razón, no nos comprendemos.