Es tu arropo; mi dulce navegar entre tu silencio.
Estremecido ante el sosiego desnudo que esparces
sobre nuestros cuerpos en contacto; esa paz tuya, límpida.
Dejas mi alma en quietud; entrelazados como una hiedra,
unidos en una inmovilidad eterna.
Surtes mi alma con tu bondad,
a través del puro aroma que impregnas,
y transmites que no hay un final.
Estremecido ante el sosiego desnudo que esparces
sobre nuestros cuerpos en contacto; esa paz tuya, límpida.
Dejas mi alma en quietud; entrelazados como una hiedra,
unidos en una inmovilidad eterna.
Puedo sentir, en la dulce presión de tu pecho contra el mío,
cómo haces detener el tiempo,
y me haces partícipe de tu paz interior.
cómo haces detener el tiempo,
y me haces partícipe de tu paz interior.
Surtes mi alma con tu bondad,
a través del puro aroma que impregnas,
y transmites que no hay un final.
Aquel abrazo, es seña de perpetuidad por un sentir
sincero,
esa extraordinaria capacidad para la entrega desde el alma.
Nada da a su fin en la cándida calidez de tu seno;
nada perece , pues cuando me abrazas,
me llevas contigo, a algún sitio, o a ningún lugar,
- o quizás - , a ese recóndito estado del hombre,
donde uno parece haberse olvidado de sus fantasmas;
durante unos instantes eternos.
donde uno parece haberse olvidado de sus fantasmas;
durante unos instantes eternos.