le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

jueves, 29 de mayo de 2014

Personas que no se equivocan.






“Uno se equivoca,  cuando en el ejercicio de una acción,  perpetra un daño hacia otra persona sin premeditación y de forma inconsciente.”




Hay personas cuya idea de la amistad está basada en la instrumentalización de la misma, traicionándola si es necesario en pro de sus objetivos,  para después;  trasladar cínicamente la responsabilidad de la ruptura de esa supuesta  amistad a la verdadera víctima, argumentando odio interno y la incapacidad de perdonar del que rompe. 


Lo que realmente inspira al ofendido a romper, no es otra cosa que el implacable sentimiento de tristeza por no tener otra salida que la ruptura;  habida cuenta de la decepción que supone la constatación de que la amistad no era tal, sino una simple proyección instrumentalizada de la utilización del otro. No olvidemos que en la persona noble, no habrá lugar al manteniento de una amistad por conveniencia; por eso, la gente que instrumentaliza las amistades se sorprende por este tipo de decisiones firmes, atribuyendo al que la toma soberbia, falta de tolerancia y de humildad.


Estas personas, además, suelen recurrir a la condición imperfecta y pecaminosa del ser humano para justificarse :  “el ser humano se equivoca ”, y  entran en las iglesias buscando el perdón, jactándose de ello, atribuyéndose - para colmo -,  una virtud relativa a la capacidad para ser humilde, y reconocer errores, cuando en realidad su forma de proceder  es sistemática y  premeditada,  en definitiva,  totalmente consciente.

Así pues , poco me he de extrañar al oir frases como la siguiente , en la voz de este tipo de personas:

  



              -  ¿Porqué hablas con ese chico si es un cretino y todo el mundo lo sabe?

              -   Querido Alvaro, nunca se sabe cuando vas a necesitar algo de alguien en el futuro.






jueves, 15 de mayo de 2014

Frutos de Formentera.



Cartier Bresson afirmaba que la labor del fotografo no consiste en hacer cientos de disparos en busca de esa foto reveladora, extraida de la prueba y error;  es más bien,  una labor de búsqueda sigilosa, en la que el artista, penetra en la espiritualidad de los espacios y las situaciones que le rodean mediante una labor de humilde escucha, de honesta y sincera contemplación. Sólo a través de esta ética  del posicionamiento sumiso ante la naturaleza generaremos el caldo de cultivo que pueda hacer brotar, de forma súbita e impredecible, el milagro, esto es, "el momento" al que alude Bresson, un instante, que es uno, y no otro, fiel evidencia estética de una revelación trascendente.  La emoción estética en una composición fográfica, o en el espacio fílmico de una imagen, no es otra cosa que la enervación de nuestros sentidos e intelecto ante la revelación de los órdenes y relaciones de la naturaleza, que, quedan condensados y manifestados de forma concreta y pertinente en el marco de la composición que el artista capta. Es la labor del artista el evidenciar, dentro de un espacio finito, lo que para nosotros los humanos es inconmensurable y no podemos comprender, es decir, el aluvión de jerarquias y relaciones infinitas, aunque ordenadas en base a unas leyes definidas, que rigen la naturaleza y nos gobiernan.

Una composición puede ser muy atrayente, o estar inteligentemente equilibrada dentro del marco que le da soporte; puede ser muy estética,  pero sólo habremos cumplido una parte de la misisón. Si dicha imagen no ha nacido por la elección de lo trascendente que lo motivara, su capacidad de penetración en el ser humano puede quedar limitada a lo superficial. 

En la fotografía que reproduzco a continuación, la composición ayuda a desgranar lo trascendente , nos lo muestra, condensado.



fotografia captada por Samuel MB, en el cabo de Barbaria, isla de Formentera, España,  fruto de su sigilosa y constante observación de este universo de relaciones y jerarquias que nos rodean.



El mar y la tierra, dos de los componentes básicos de nuestro mundo, en el límite de su perpétua relación.


Se nos es mostrado el mar como una inmensa masa de líquido superficialmente texturizada por otro elemento fundamental: el aire. Esta masa de agua ocupa algo más de la mitad de la superficie del espacio imagen, sin embargo, aunque la masa rocosa de la tierra  también ocupe casi la mitad del marco, queda superada por la masa de agua sólo por un motivo de la composición, este es, la masa de agua que situada en la margen superior izquierda,  refleja su relación de escala real con respecto a la masa rocosa, he aquí una relación evidenciada. La roca, por su parte, parece competir en  la forma en que debe hacerlo, mostrando su condición  escarpada y el  imponente desarrollo vertical, que en un principio, por estar en primer término, parece imponerse  sobre el mar. La poética en esta relación de rivalidad entre el mar y la tierra es mostrada de forma muy acertada.

Pero esta foto no empieza y termina con este choque de gigantes naturales, sino que además, incluye al hombre en este orden natural. La participación del hombre en la composición muestra una perpétua dualidad  en el comportamiento que ha tenido  frente a la naturaleza desde sus albores.

- Como elemento pasivo, contemplativo.
- Como elemento activo, transformador.

Podemos ver, sobre la roca, al borde del precipicio entre ambos mundos naturales, a un ser humano, que dentro de la composición tiene la misión de dar escala humana al escenario, situándose en una actitud de mero observador de aquello que le supera, un escenario en el que humildemente se sitúa para ser testigo pasivo;  es , un punto en la inmensidad,  pero muy digno, en tanto que es consciente de su papel; esa capacidad para comprender lo hace grande.


Irrumpiendo sobre este choque de gigantes, sobre la superficiendel mar, queda patente el rastro rectilíneo de la huella descarnada que perturba la paz. La acción del hombre sobre el medio; una estela que marca la determinación del ser humano por manipular el medio e imponerse sobre él.


Ambas son condicones inherentes de esta curiosa dualidad del ser humano - aquí representadas - , en el marco de esta maravilloso composición espacio - tiempo, y digo tiempo si, porque no olvidemos que la revelación queda supeditada siempre al momento, al milagro de la confluencia espacio temporal en el seno de la contingencialidad, ese azar impredecible, que sólo es artista es capaz de extraer, evidenciándolo medianteel  mecanismo creado por el hombre en el mundo de las artes plásticas y  visuales: el espacio finito;  el lienzo en la pintura, el marco en la fotografía, el espacio fílmico en el cine.


Hay algo más, en esta fotografía, que completa el mensaje. Fíjense, cómo hay tres términos en esta perspectiva, la masa rocosa, el mar..., y al fondo, al fondo del todo, un orden aún superior, que hace patente sutílmente la esfericidad de la tierra , esa delgada línea que marca el horizonte como testigo visual, a su vez, de  la presencia de otro orden superior a estos dos grandes órdenes: tierra y mar.