le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

martes, 24 de septiembre de 2013

Apariciones; La transeunte.



Cuántas veces algunos de nosotros nos hemos maravillado ante la belleza de una transeunte que súbitamente aparece por tiempo fugaz ante nuestra mirada en un paso de cebra, o recorriendo una acera cerca de nosotros. Esa tan denostada figura de la ciudad cosmopolita y ruidosa, infestada de rostros humanos que se cruzan en una suerte de azar constante, es la misma que nos otorga regalos imprevisibles; esto sólo nos lo da la urbe. Enamoramientpos accidentales que conllevan perdidas instantáneas. Lapsos de tiempo breves e intensos en los que pasamos, desde la perplejidad ante su anunciación, al inexplicable destino de su desaparición, antesala de esa pregunta que todos nos hacemos: ¿a dónde ira?, ¿la volveré a ver?. Es la ley de la ciudad, te da lo que no esperas y te quita lo que te acaba de mostrar. 

Este azar caprichoso que nos da la ciudad lleva deleitando e inspirando desde hace cientos de años, cuando Baudelaire, caminando por la calle tuvo una aparición, mucho antes de que nosotros naciéramos.., y una transeunte sobre las calles de París , le inspiró.


En 1857, las preguntas que se hacia Baudelaire son las mismas que las que nos hacemos ahora : 



A UNA TRANSEUNTE:


La calle ensordecedora alrededor mío aullaba.
Alta, delgada, enlutada,  dolor majestuoso,
Una mujer pasó, con mano fastuosa
Levantado, balanceado el ruedo y el festón;

Ágil y noble, con su pierna de estatua.
Yo, yo bebí, crispado como un extravagante,
En su pupila, cielo lívido donde germina el huracán,
La dulzura que fascina y el placer que mata.

Un rayo… ¡luego noche! – Fugitiva beldad
Cuya mirada me ha hecho súbitamente renacer,
¿No te veré más en la eternidad?

Desde ya, ¡lejos de aquí! ¿Demasiado trade! ¡Jamás, quizá!
Porque ignoro donde tú huyes, Tú no sabes donde  voy,
¡Oh , tú!, a la que yo hubiera amado, ¡oh, tú que lo supiste!.




Las flores del mal, 1857, charles de Baudelaire .

lunes, 23 de septiembre de 2013

La verdad en el arte.






Hace ya bastantes años que Andrey  tarkovsky  pronunciaba esta frase en una conferencia en Roma, con motivo de la presentación de su película Solaris:



"… Vuelvo a pensar en esa frase que dice que la verdad en la vida no se corresponde  con la verdad en el arte…"




Antaño me perturbaba mucho cuando en presencia de  conversaciones  en torno al arte escuchaba la frase de que tal o cual artista busca  la verdad;  querer expresar verdad, plasmar la verdad, o que haya verdad en lo que expresas, parece un valor supremo en el arte.


 

¿Qué es buscar la verdad en el arte?




Nunca entendía cuál era el significado o sentido de una declaración de tales características, porque la verdad en la vida siempre nos es difícil de dirimir, a menudo discutimos con alguien acerca de cuál es la verdad sobre un suceso. Probablemente no existe una sola verdad en cuanto a la interpretación de un hecho y sus consecuencias o sus causalidades.


La mayoría de la gente acepta que la verdad es una, única; otra cosa es que sea difícil de descifrar. En nuestra vida diaria se dirime constantemente entro lo verdadero y lo falso.

El concepto de verdad va asociado a la veracidad  de los sucesos.  Si algo lo podemos ratificar es verdad, si algo ocurre: es cierto, es verdad.  Cualquier proceso en el que podamos distinguir que un efecto proviene de una causa  concreta, estaremos en la posesión de la verdad. Todas estas acepciones sobre el término “verdad” tienen su marco inscrito en la ratificación de los hechos, sería la verdad en la vida que alude tarkovsky.




Buscar la verdad en el arte  es un concepto que tiene poca relación con el término  verdad que acabo de describir. Por tanto, normal era esa turbación que yo sentía cuando escuchaba tales máximas, que a menudo son pronunciadas sólo como lucimiento del que las pronuncia, sin saber ni a lo que quiere aludir, sólo a sabiendas de la grandilocuencia del término.

Ha sido escuchando en sus conversaciones y conferencias a los artistas de verdad,  advirtiendo  en qué momento del discurso  y de que forman introducen en concepto de verdad cuando he entendido su sentido, y la necesidad ineludible de que si el arte quiere serlo, debe contener verdad en su motor creador.



Aquel  individuo que quiera ser realmente artista tendrá  en su leitmotiv  la búsqueda de la explicación del sentido de la vida y de la existencia, al menos en el planteamiento de este interrogante, interrogante que al artista le acucia , le apasiona y le angustia por igual , hasta el punto de dar sentido vital a su existencia.


El que busca la verdad se entregará al arte, se entregará a la manifestación de su conciencia a través de la expresión. El artista hace un acto de sacrificio en el sentido de la entrega,  y como consecuencia la manifestación de su conciencia en relación a los interrogantes de la existencia tiene como resultado un manifestación de su obra en términos de verdad, lo que la hace única en tanto que es sólo de ese individuo, y universal porque responde a un interés universal del hombre. 


Si en el origen de este proceso creador no hay sinceridad absoluta en la forma de preguntarse a uno mismo, autenticidad en la forma de representación,  pasión en esa búsqueda  y perplejidad ante la capacidad del hombre para interpretar los hechos de la verdad en la vida, difícilmente podrá expresar verdad en su arte. Es más, siendo estrictos, el arte no debería ser tal si tiene ausencia de verdad.

Es por ello que  las obras de arte que tienen esta verdad latente, que pesa, son tan bellas; porque proceden como afirmaba tarkovsky de una configuración absolutamente sincera por parte de artista.



El artista hace dos cosas al mismo tiempo que son aparentemente contradictorias:


Elimina su ego y su vanidad entregándose a lo que su conciencia se pregunta logrando así involuntariamente dar  una versión única acerca de una cuestión universal. La paradoja reside en que la mayor manifestación que uno pude producir de uno mismo se da en el mismo momento en que te anulas como sujeto y te entregas. Por eso todas las manifestaciones del arte que son afectadas, interesadas, politizadas, ideologizadas o intencionadas en algún sentido tienen un valor muy escaso. Esta actividad consistiría en la utilización de los medios del arte para expresar otra cosa, que no es arte.


El artista es un individuo al le preocupa el género humano, que le apasiona la existencia y que por encima de todo ama al hombre. Para un artista el arte es su religión, al menos para el no creyente,  es su concepto de universalidad en tanto que es el mundo del arte y sus preguntas inconclusas las que son universales e infinitas.


Creo que si llega un día en el que venga un extraterrestre y nos explique de dónde venimos , para qué estamos aquí y a donde nos dirigimos el arte habrá muerto y la vida carecerá de sentido, ya no tendrá sentido preguntarse nada. La resolución de los enigmas llevaría al colapso de la evolución humana. 





domingo, 15 de septiembre de 2013

El verbo, la escritura y los hechos.







Dicen que las palabras se las lleva el viento y la escritura es papel mojado. Lo realmente importante son los hechos; es cierto, pero la verdad y la profundidad  que se puede llegar a expresar por medio de la conjunción en la  verbalización de los conceptos, y la plasmación de las ideas mediante escritura, sobrepasa en significación, en ocasiones, a los hechos; y creo que es en esta parcela donde se encuentra la obra de arte.




 

Este es tu instante.





Viva la fotografía;



La irremediable  violencia de la mirada enfrentada entre dos personas a corta distancia supone el momento de mayor tensión en la comunicación. Es el mirar al otro, la mayor comunicación per sé entre las almas.



Mirar de frente, ese mirar directo, de ojo a ojo.

Mi plano visual  son tus ojos en mi mirada, enfrentados.



Si nos miramos a los ojos  veré tu esencia tamizada por la imagen que yo proyecto en tí,  eres tú con respecto a mi influencia, eres tú como respuesta e interacción con mi ser.
Pero todo exceso, todo cenit comunicacional conlleva la perdida de otros motivos que , curiosamente, pueden definir o formar parte esencial de lo que una persona transmite, lo que es en sí, por sí misma.


Es por tanto,  desde otras miradas , la mirada escondida, aquella  vigilante, que desde un lugar cualquiera  observa atenta tu expresión ante el mundo,  la verdadera alma que ajena a la observación, te define tal y como  tú eres. Define tu esencia pura.

Por eso es tan bonito observar a las personas actuando ignorantes del ojo que las escudriña, porque son tal y como actúan.


Cartier Bresson afirmaba que la mayoría de los fotógrafos no saben captar “el momento” ; disparan  compulsivamente en busca de la gran foto, cuando probablemente es entre foto y foto, cargando el carrete,  cuando sucedió el milagro de la imagen reveladora….

Pues he de reconocer, que el autor de esta foto, seguramente producto del azar, captó la esencia,  para mí,  de esta chica tan bella.



.


Porque Carlota:



Es desde este ángulo en escorzo, a esta distancia,


bajo esta expresión sonriente y con tu mirada ajena al objetivo


donde se transmite tu mayor belleza y la esencia de tu carácter.



Esa sonrisa complaciente, generosa, tan poderosamente femenina.


La fuerza de tus ojos, a pesar de no mirarnos;  nos revela


una mirada inquieta, de gran profundidad, mirada consciente, llena de vida.


La amable redondez de tus facciones, la suave forma de tu barbilla,


tus pómulos al servicio de tu expresión.


Armonía y belleza de la mano, expresión y ser perfectamente identificados en una foto 


que responde al milagro al que Bresson hizo referencia.






...SI, este es tu instante: 












lunes, 9 de septiembre de 2013

Orgulloso de contemplar el alba.





La acompañé hasta la entrada  en su portal,  y como si la familiaridad que le otorgaba estar ya en lo que consideraba su  terreno le confiriera la seguridad que le había faltado; en vez de entrar, se sentó en una jardinera y mirándome con actitud entre desafiante y cercana me sorprendió con una orden:





“Camina  hacia tu coche y así te podré ver andar”




En toda mi vida me habían dado una orden de esa clase, le pedí que me confirmara si la orden era tal y como la había expresado, a lo que ella asintió sonriente y convencida.

Inicié mi andadura por el asfalto camino hacia  mi coche,  conocedor de que tenía una cámara grabándome…


Unos metros después ,  ya al llegar al coche,  me di la vuelta y ella ya no estaba, se había esfumado , entré en mi coche y en vez de arrancar e irme aproveché para chatear con un amigo, y , mientras ensimismado en mi que hacer escribiente perdía la noción del tiempo, súbitamente, ella apareció  en mi ventana  y con una cálida sonrisa me dijo:




“He vuelto para despedirme otra vez”




Me sorprendió tanto su vuelta, ese detalle, que entre lo ensimismado que estaba con el chat y la sorpresa de su reaparición,  me quede paralizado…,   




“Alvaro, encima de que vengo a verte de nuevo ¿te quedas ahí parado?”




La volví a mirar, y por fin reaccioné,  saliendo encantado y con muchas ganas de abrazarla de nuevo para despedirme.





En menos de 5 minutos, me sucedieron dos cosas que nunca me habían pasado en mi vida, para que luego digan que lo tenemos todo visto ya…, pues no;  porque hay  personas que van más allá  como resultado aplicar una inocente naturalidad…


Esta ha sido de esas veces que uno piensa que no es tiempo perdido el sentir que vuelves a casa cuando la luz del alba te hace oir cantar a  los mirlos, pensando en que has ido caprichosamente en contra de los tempos de la naturaleza…;  no, esta vez, podía  escuchar su canto por las calles y disfrutar del alba madrileño a sabiendas de que el tiempo  precedente al nacimiento diario de la luz fue tiempo aprovechado.