Hace ya bastantes años que Andrey
tarkovsky pronunciaba esta frase en una conferencia en
Roma, con motivo de la presentación de su película Solaris:
"… Vuelvo a pensar en esa frase que dice que la verdad en la vida no se
corresponde con la verdad en el arte…"
Antaño me perturbaba mucho cuando
en presencia de conversaciones en torno al arte escuchaba la frase de que tal
o cual artista busca la verdad; querer
expresar verdad, plasmar la verdad, o que haya verdad en lo que expresas,
parece un valor supremo en el arte.
¿Qué es buscar la
verdad en el arte?
Nunca entendía cuál era el
significado o sentido de una declaración de tales características, porque la
verdad en la vida siempre nos es difícil de dirimir, a menudo discutimos con
alguien acerca de cuál es la verdad sobre un suceso. Probablemente no existe
una sola verdad en cuanto a la interpretación de un hecho y sus consecuencias o
sus causalidades.
La mayoría de la gente
acepta que la verdad es una, única; otra cosa es que sea difícil de descifrar. En
nuestra vida diaria se dirime constantemente entro lo verdadero y lo falso.
El concepto de verdad va asociado
a la veracidad de los sucesos. Si algo lo podemos ratificar es verdad, si
algo ocurre: es cierto, es verdad. Cualquier proceso en el que podamos distinguir
que un efecto proviene de una causa concreta,
estaremos en la posesión de la verdad. Todas estas acepciones sobre
el término “verdad” tienen su marco inscrito en la ratificación de los hechos,
sería la verdad en la vida que alude tarkovsky.
Buscar la verdad en el arte es un concepto que tiene poca relación con el
término verdad que acabo de describir.
Por tanto, normal era esa turbación que yo sentía cuando escuchaba tales máximas,
que a menudo son pronunciadas sólo como lucimiento del que las pronuncia, sin saber
ni a lo que quiere aludir, sólo a sabiendas de la grandilocuencia del término.
Ha sido escuchando en sus
conversaciones y conferencias a los artistas de verdad, advirtiendo en qué momento del discurso y de que forman introducen en concepto de
verdad cuando he entendido su sentido, y la necesidad ineludible de que si el
arte quiere serlo, debe contener verdad en su motor creador.
Aquel individuo que quiera ser realmente artista
tendrá en su leitmotiv la búsqueda de la explicación del sentido de
la vida y de la existencia, al menos en el planteamiento de este interrogante,
interrogante que al artista le acucia , le apasiona y le angustia por igual ,
hasta el punto de dar sentido vital a su existencia.
El que busca la verdad se
entregará al arte, se entregará a la manifestación de su conciencia a través de
la expresión. El artista hace un acto de sacrificio en el sentido de la entrega,
y como consecuencia la manifestación de
su conciencia en relación a los interrogantes de la existencia tiene como
resultado un manifestación de su obra en términos de verdad, lo que la hace
única en tanto que es sólo de ese individuo, y universal porque responde a un
interés universal del hombre.
Si en el origen de este proceso
creador no hay sinceridad absoluta en la forma de preguntarse a uno mismo,
autenticidad en la forma de representación, pasión en esa búsqueda y perplejidad ante la capacidad del hombre
para interpretar los hechos de la verdad en la vida, difícilmente podrá expresar
verdad en su arte. Es más, siendo estrictos, el arte
no debería ser tal si tiene ausencia de verdad.
Es por ello que las obras de arte que
tienen esta verdad latente, que pesa, son tan bellas; porque proceden como
afirmaba tarkovsky de una configuración absolutamente sincera por parte de
artista.
El artista hace dos cosas
al mismo tiempo que son aparentemente contradictorias:
Elimina su ego y su vanidad entregándose
a lo que su conciencia se pregunta logrando así involuntariamente dar una versión única acerca de una cuestión
universal. La paradoja reside en que la mayor manifestación que uno pude
producir de uno mismo se da en el mismo momento en que te anulas como sujeto y
te entregas. Por eso todas las manifestaciones del arte que son afectadas,
interesadas, politizadas, ideologizadas o intencionadas en algún sentido tienen
un valor muy escaso. Esta actividad consistiría en la utilización de los medios
del arte para expresar otra cosa, que no es arte.
El artista es un individuo al le
preocupa el género humano, que le apasiona la existencia y que por encima de
todo ama al hombre. Para un artista el arte es su religión, al menos para el no
creyente, es su concepto de
universalidad en tanto que es el mundo del arte y sus preguntas inconclusas las
que son universales e infinitas.
Creo que si llega un día en el
que venga un extraterrestre y nos explique de dónde venimos , para qué estamos
aquí y a donde nos dirigimos el arte habrá muerto y la vida carecerá de
sentido, ya no tendrá sentido preguntarse nada. La resolución de los enigmas
llevaría al colapso de la evolución humana.