le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

La Guerra de independencia, la invasión de Napoleón.

 

Carlos III se despidió de este mundo el 14 de diciembre de 1.788.

La revolución francesa puso a los europeos de la época ante una difícil disyuntiva,  o estaban a favor de aquello  o estaban en contra. No existía un punto intermedio, aunque afanosamente se buscase. En España todo el proceso dio comienzo con un nuevo monarca en el trono,  un rey no especialmente dotado para las tareas de Gobierno que,  tan pronto como ascendió al trono,  mantuvo a los ministros que también habían servido a su padre. El principal de ellos el Conde de Floridablanca.  A Floridablanca lo que estaba ocurriendo en Francia le olió mal desde el primer momento. Pidió al embajador en París que le enviase con urgencia un informe confidencial de todo lo que había pasado durante las jornadas veraniegas que incluyeron la toma de la Bastilla.  Sobre ese informe tomó medidas,  algunas, realmente drásticas,  como prohibir que los periódicos siquiera mencionasen lo que estaba sucediendo en Francia.

En 1791,  con el arresto de Luis XVI cuando trataba de huir de París, el último pacto de familia quedó derogado.  Floridablanca se permitió incluso exigir a la Asamblea Nacional francesa que respetase la figura de Luís XVI,  a la que calificaba como sagrada. Los revolucionarios que estaban crecidos en aquel momento tomaron la carta de Floridablanca como una admisible acto de hostilidad,  exigieron incluso a Carlos IV que le cesase . Así en su lugar,  el rey puso al Conde de Aranda,  un tipo muy perspicaz que entendía que la revolución no tenía vuelta atrás. El proceso se fue radicalizando durante 1.792 hasta que en agosto de aquel año Luis XVI fue destronado y se proclamó la República.

Había que actuar cuanto antes a ser posible en coalición con otras potencias europeas. Austria y Prusia se pusieron manos a la obra. Ellos atacarían desde el norte y el este, España lo haría desde el sur. Prusianos y Austriacos harían el trabajo sucio. Nada de eso sucedió, pero los principales enemigos de Aranda no estaban al otro lado de los Pirineos,  sino en la propia corte.

Madrid se llenó de aristócratas franceses emigrados que presionaron al rey para que atacase cuanto antes y pusiese fin a la revolución.  Al monarca el asunto le afectaba personalmente,  Luis XVI era su primo .Los revolucionarios le habían encerrado en la torre de Temple como un vulgar delincuente.   Unos meses más tarde fue procesado y condenado a muerte.

 

En enero de 1793 su cabeza rodó por el patíbulo.  Luego lo haría la de la reina María Antonieta  y la de su hermana Isabel de Borbón.  Carlos IV apartó a Aranda y en su lugar puso a un joven Manuel de Godoy . Estuvo más de 3 lustros como dueño y señor de los destinos de la corona y de la propia España.  La llegada de Godoy marcó el principio de la guerra contra Francia,  la misma guerra que Aranda había tratado de evitar a toda costa.  Se enviaron 3 ejércitos al Pirineo. En 1795 se dio la guerra por perdida y Godoy hubo de firmar una humillante paz en Basilea con la República francesa,  en la que se cedió a Francia la parte española de Santo Domingo,   lo que hoy es la República Dominicana.  

Napoleón aspiraba a poner a toda Europa a sus pies,  para ello tenía que sacar a Rusia de la coalición anti francesa y rendir a Inglaterra.  Con eso ya lo tendría mucho más fácil para meter a los austriacos y prusianos en vereda.  La idea era asfixiar el comercio,  algo que en el canal de la Mancha podía hacerse mediante un bloqueo,  pero las islas británicas tienen miles de kilómetros de costa y era fácil evadir las patrullas francesas.  Otra posibilidad era tomar Portugal y cerrar sus puertos al comercio británico. Por ahí discurrió el segundo tratado de San Ildelfonso,  que embarcaba a España en la invasión de Portugal.

A Carlos IV le encantó el plan porque incluía la entrega a su hija María Luisa de Borbón del Reino de Etruria en el norte de Italia.  Se reunió un Ejército  que en febrero de 1.801 procedió a la invasión de Portugal. La guerra duró solo unos meses y salió todo a pedir de boca .

Napoleón en mayo de 1.804 se proclamó emperador y dio comienzo una cadena de guerras que no se detendría durante más de 10 años.  Napoleón embarcó a Carlos IV en una Nueva alianza para destruir el grueso de la flota británica.  En octubre de 1.805 ambas escuadras se terminaron encontrando en Trafalgar.  La derrota del combinado francoespañol fue determinante.

Godoy estaba deslumbrado con Napoleón.  Para dar un golpe en la mesa y recobrar el favor real le propuso entrar de nuevo en Portugal y repartirse el país.  El sur sería para el propio Godoy , que se convertiría en príncipe de los Algarbes, el norte para un sobrino de Carlos IV,  Lisboa y todo el centro se canjearían con Inglaterra a cambio de Gibraltar y la isla de Trinidad.

Napoleón aceptó,  pero a cambio de que la invasión fuese conjunta. Para ello un ejército francés tendría que cruzar España con el consentimiento del Rey. Todo queda acordado en el tratado de Fontainebleau de 1807.  las tropas francesas entraron en España y ocuparon Portugal,  pero dejando destacamentos a sus espaldas,  algo inaudito.

 

En marzo de 1.808 la corte se encontraba en Aranjuez.  Todo estaba listo para el traslado de los Reyes al sur cuando de pronto estalló un motín popular.  El Palacio de Godoy fue asaltado por una turba y Godoy apresado.  El príncipe se presentó en Aranjuez y obligó a su padre a abdicar en él.  Todo parecía resuelto,  pero no, Carlos recurrió a Napoleón para recuperar el trono.  

El emperador vio que la situación era perfecta para eliminar a los Borbones españoles de la ecuación. Convocó al padre al hijo y a Godoy. En Bayona les informó de que el tiempo de la dinastía Borbón  en España había concluido.  Desde ese momento los derechos dinásticos pasarían a los Bonaparte. Se produjeron las célebres abdicaciones de Bayona.

Fernando devolvió la corona a su padre y éste se la entregó a Napoleón,  que poco después la traspasaría a su hermano José,  en esos momentos rey de Nápoles. Las abdicaciones de Bayona se efectuaron  entre el 5 y el 6 de mayo de 1808.  Unos días antes la guerra de la independencia había dado comienzo en España.

El 2 de mayo el pueblo de Madrid se levanta contra las tropas francesas que ocupaban la ciudad. LLegaron las noticias de lo que había pasado en Bayona. Aquello era la gota que coma el vaso. Se produjeron alzamientos populares parecidos al de Madrid.  Napoleón ordenó al general Dupont ocupar Andalucía, pero la Junta de Sevilla se anticipó y encargó al general Francisco Javier castaños que reclutase un ejército para cortarle el paso.

 

La derrota francesa en Bailén a mediados de julio asustado José Bonaparte que abandonó Madrid y fijó su cuartel general en Vitoria.  Floridablanca organizó la resistencia y la expulsión de los invasores.   Napoleón tenía que someter España empleando un gran ejército,  cosa que había eliminado al principio pensando que los españoles serían tan sumisos como sus monarcas.

Esto obligó a Napoleón armar un gran Ejército de 250000 hombres que entrase en España y la sometiese por la fuerza. En España vive una minoría de intelectuales que simpatizaban con la revolución francesa veían en Napoleón el representante de los valores revolucionarios,  moralmente superiores,  cuyo destino era expandirse por toda Europa.

En estos decretos el emperador abolía la Inquisición y los restos del derecho feudal que habían subsistido hasta aquel momento.   Quería dar a  la invasión un contenido político. La Junta Suprema pidió ayuda a Inglaterra que se aprestó a enviar un Ejército que entró en Portugal al mando del general John Moore.  Napoleón se desplazó hasta Valladolid y desde allí dirigió las operaciones contra los ingleses que en inferioridad numérica se vieron obligados a reembarcar a toda prisa en La Coruña.  Para enero de 1809,  el teatro español estaba más o menos pacíficado.

La  junta se había trasladado a Sevilla y ahí pasaría a Cádiz conforme los franceses avanzaban.

la guerra se había ganado o eso creía Napoleón.  La realidad era que quedaba guerra para rato.

La entrada de Inglaterra en el conflicto marcaba una importante diferencia.  En España contaban con el apoyo decidido de la mayor parte de la población civil.  Sin ese apoyo tan decidido la intervención inglesa no hubiese servido de nada.

En apenas unos meses las guerrillas españolas convirtieron a España en un infierno para los invasores. Al Gobierno inglés le sorprendería gratamente el arrojo que mostraban los españoles contra los hombres de Napoleón.  Era el momento de intervenir desembarcando en un gran Ejército en Portugal que avanzaba hasta el interior de la península empujando a los franceses hasta el otro lado de los Pirineos.  El encargado sería Lord Wellington.  El primer intento de Wellington de entrar en España se saldó con un fracaso.

 

El 1 de febrero de 1810 cayó Sevilla obligando a la Junta Suprema desplazarse a Cádiz. Entrar por Andalucía era una opción,   pero carecía de sentido estratégico ya que se encuentra muy lejos de la frontera francesa.  Lo lógico era emprender la acometida por el Duero.  Napoleón,  que desde París seguían puntualmente en la guerra de España,  lo vio venir y ordenó a Soult  que tomase cuanto antes Ciudad Rodrigo y Almeida,  dos plazas fuertes fronterizas bien amurallada sí de defensa relativamente sencilla.

Wellington consiguió vaciar Portugal de franceses,  se hizo con Ciudad Rodrigo y avanzó hasta Salamanca, donde  puso en desbandada al Ejército imperial que se replegó hacia Burgos.

Esa batalla salmantina,  la de Arapiles,  liberada en julio de 1812,  fue el punto de inflexión de la guerra. José Bonaparte se vio obligado a abandonar precipitadamente Madrid para refugiarse en Valencia.   Wellington liberó cómodamente Valladolid Burgos y Madrid.

 las tropas francesas estaban desmoralizadas y apenas recibían refuerzos. La campaña de Rusia era prioritaria,  por lo que el número de soldados a disposición de Jose disminuyó. A principios de 1813,  José Bonaparte aún contaba con unos 100.000 hombres frente a los 120. 000 de los aliados. En mayo Napoleón pasó por Madrid esta vez para regresar a Francia, Wellintong se dirigió a Álava para cortarle el paso.  Allí se produjo La última gran batalla, la de victoria,  que empujó a los franceses hacia la frontera.  Los franceses de Levante y Cataluña,   con el mariscal Suchet a su cabeza,   no esperaron a que fuesen a por ellos,  levantaron los campamentos y se dirigieron hacia Francia. la evacuación no concluiría hasta 1814. La guerra había terminado,  pero solo tras 6 años de sacrificio sin cuento humillaciones y la ayuda de británicos y portugueses .España entera estaba traumatizada,  tanto la peninsular como la americana. Todo había cambiado, de la España de 1.808, solo quedaba el nombre. Fernando VII, que no regresó a Madrid hasta Mayo de 1.814, no supo ni quiso entender todos los cambios que se habían producido, y fruto de ese desdén se derivarían un sinfín de problemas que uno a uno se irían presentando a los españoles en los años posteriores.



viernes, 17 de diciembre de 2021

La emboscadura

 

Cuando quisieron los nazis hacer cierto censo en Berlín, se presentaron en casa de un señor que , simplemente no estaba dispuesto,  y en el rellano de su casa mató a 3 . Luego subieron más, y le mataron a él.  Si hubiese habido , simplemente 10 ciudadanos como aquel, no habríamos padecido el tercer Reich.


 Antonio Escohotado sobre el libro de Ernst Jünger, La emboscadura, 1951.