Hoy está candasa, bueno, quizás está algo baja de moral. Cada día trae un semblante
diferente. Al principio, si la notaba un poco triste o fría, lo atribuía a una
distancia que imponía como respuesta a mi sutil coqueteo.
Siendo franco, no sé qué hago o
dejo de hacer con respecto a ella; esta situación es de naturaleza tan singular,
que me pilla de nuevas, sin armas. En esta caso,- la libertad del
corazón abierto a interaccionar-, la que sigue por sentirse liberado para ser
tú mismo con respeto a la otra persona, queda cercenada; lo que pierdo en identidad-libertad, lo gano en sutilezas. Mi ingenio se agudiza mientras el espíritu me
dice que se siente algo apesadumbrado.
Fue a principios de Abril cuando
le abrí mi puerta. Va a terminar el mes y mis ensoñaciones ya están en avanzado
desarrollo de locura. Entre nosotros, o existe la luz de un día azul de estos
que nos deslumbran, o caen jarros de agua. En uno de esos días bañados por el
sol, consigo con requiebros entrar en conversaciones sobre su vida, me encanta
verla disfrutar contando cosas que le atañen, es en esos momentos cuando abre
una pequeña ventanita y me cuelo dentro de su salón interior. Puedo deambular
como un niño toqueteando todo lo que encuentro a mi paso, probando que me dice cada pequeño objeto que ahí se encuentra, escondidos al gran público.
Cuando habla de algún logro de conocidos suyos, proyecta una felicidad serenamente desbordada. Un alma virtuosa ha ido a desembocar en mi vida. Agradezco al destino la
oportunidad de poder disfrutar de personas que se alegran con el bien de los
demás. Estas son las cosas que me alegran la vida, los verdaderos hitos que nos
hacen sentirnos vivos advirtiendo la felicidad del ajeno, y en ella ,
verdaderamente, todo se torna especial bajo ese rostro que emana calidez. Ella transforma la felicidad en una cadena de sentimientos
transportados desde la escena que
describe mientras mira ensimismada musitando la situación, - extrayéndola de otro
lugar y otro tiempo -, provocando que atraviese sus suaves formas corporales , dejándolas sobrecogidas y satisfechas, hasta llegar a mí , mientras la
contemplo con verdadera devoción.