le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

domingo, 27 de agosto de 2017

Dostoievski, sobre el sacrificio voluntario.



 <<... El sacrificio voluntario, plenamente consciente y libre de toda coacción, el sacrificio de uno mismo en provecho de todos, es para mí la muestra del mayor desarrollo de la personalidad, de su superioridad, de una perfecta posesión de uno mismo, del más perfecto libre albedrío [...] Una personalidad fuertemente desarrollada, sin temer por sí misma, no puede hacer ya nada para sí, es decir, no puede tener otra utilidad que la de sacrificarse por los demás, a fin de que todos ellos se conviertan a su vez en personalidades arbitrarias y felices. Es la ley de la naturaleza: el hombre normal tiende a alcanzarla.>>

*Fragmento de un capítulo de Viaje al Extranjero.


Fiodor Dostoievski

Dostoievski nos habla en este agudísimo párrafo sobre aquello que Aristóteles llamaba el ejercicio de la virtud, por el que cualquier ser humano recibe ulterior beneficio por dedicarse a los demás. Sin embargo,  Aristóteles no condicionaba el ofrecerse a los demás a haber adquirido una personalidad fuertemente desarrollada, como sí lo considera Dostoievski, sino que ya el mero ejercicio de la entrega,  - desde cualquier fase del desarrollo personal- ,   sería el mecanismo natural para llegar a la excelencia de sí. 







lunes, 21 de agosto de 2017

De la vida de las Marionetas.1980, Ingmar Bergman


Hay una escena en esta obra maestra de Bergman, en la que tiene lugar un encuentro desgarradoramente honesto entre dos amigos: la mujer del asesino psicópata y su amigo homosexual. A propuesta este último, ambos pasan un rato descansando en el apartamento  antes de proseguir con el rodaje de un Spot en el que ambos están inmersos. La escena, aparte de ser todo un alarde de magníficas interpretaciones por parte de ambos actores, llama especialmente la atención por el monólogo que interpreta el amigo homosexual (Walter Schmidinger), sacando a la luz en una sola escena una serie de reflexiones sobre miedos, obsesiones y patalogías mentales,  que muy pocos directores se han atrevido a reflejar;  aspectos oscuros y profundos de la personalidad  que forman parte del inconsciente de nuestras sociedades desarrolladas más de lo que imaginamos. En cualquier caso, es admirable el talento de Bergman para trasladar  la psique oculta de un personaje a un guión con pasmosa naturalidad y talento.





Los temas sobre los que pasa Walter Schmidinger son peliagudos, y con cada uno de ellos se puede hacer una película. Estos son los temas que están insertos en las confesiones que retrata este lúcido y crudo diálogo:


Tendencia a la infidelidad en las parejas homosexuales

La infelicidad detrás de algunas personas en las que por fuera todo parece que va perfecto.

La relación de especial comunicación entre homosexuales y mujeres.

La sensación de angustia que puede aflorar en una persona madura que nunca haya valorado lo espiritual, y de repente se da cuenta de que lo necesita para gestionar su vida.

Depresiones debidas a esa constante confusión entre lo que uno desea y sus necesidades reales.

El problema del envejecimiento desde la constatación de la fealdad del propio cuerpo que degenera.

Somos sólo un reflejo de lo que queremos ser.

Cómo las adiciones dominan la vida de una persona,  y la destruye.

Sobre una posible dualidad - dos incompatibilidades-, en la constitución de la conciencia del individuo;  por un lado: intimidades, ternura, amistad;  al otro lado: violencia, suciedad, horror, la amenaza de la muerte.

Apuntar la posibilidad de que la desgracia en su vida madura se debe a una suerte de compensación por haber tenido en el pasado unos sueños demasiado hermosos.


De la vida de las Marionetas.1980, Ingmar  Bergman
Dirección y Guión: Ingmar Bergman
Fotografía: Sven Nykvist
Música: Rolf Wilhelm
Dirección artística: Herbert Strabel
Producido por Personafilm
Intérpretes: Robert Atzorn, Christine Buchegger, Martin Benrath, 
Rita Russek, Lola Münthel, Walter Schmidinger, Gaby Dohm








Trazas sobre la personalidad de Gabriel D'Annunzio



Gabriel D'Annunzio escribe su novela El triunfo de la muerte en tercera persona; es Giorgio el personaje de la novela,  quien vive una pasión sin salida con Ippolita, su amante. Pero resulta obvio que este personaje, siendo conocida la personalidad de D'Annunzio a través de las biografías existentes,  es un reflejo de las preocupaciones del escritor y de sus vivencias,  por lo que, tras la lectura de la novela,  me ha parecido interesante resaltar algunos aspectos de Giorgo Aurispa en las que el escritor parece haber proyectado sus propias obsesiones, preocupaciones existenciales,   creencias sobre sí mismo y sobre sí, respecto al resto de la sociedad:





No poder soportar la existencia, la ansiedad que le genera la imposibilidad de no obtener una respuesta global a su propia vida.

Coqueteo constante con la idea del suicidio, otorgándole una dimensión estética; ello, paradójicamente,  quizás le hace liberar esa pulsión,  para no llevar a cabo esa acción efectivamente.

Autoafirmación desde el complejo de supremacía, superioridad de conciencia y sensibilidad. A través de la observación de la  mediocridad humana, de manera que él se ve a sí mismo como un elegido, perteneciente a una élite que nada tiene en común con el ser humano animal que le rodea.

“ la profundidad de su conciencia y la infinita extensión de su sensiblidad le llenaban de orgullo”

Esto le lleva a pensar que su alma tiene una potencia ilimitada ( es una manera de encontrarla inmortalidad en la tierra)

Se mueve en la ambivalencia que constituye la idealización de la carnalidad y sensualidad de la mujer amada, que por un lado la idealiza, y por otro la desprecia.
Cuando la desprecia,  ello le hace darse cuenta de que en los periodos de idealización, su visión era ficticia, como provocada por un fantasma o un diablo que le lleva a esas apreciaciones  ( no es él); Considera a la hembra una especie de demonio, motivo de su perdición y locura.

La concupiscencia le abruma y le desconcierta,  pues ello le apega a la tierra  y le separa de la consciencia de su superioridad sobre el resto de los hombres. Esta contradicción le atormenta,  por lo que ve en la mujer un símbolo de su contradicción y le coge manía

"No estoy con ninguna mujer para poder poseerlas a todas a todas en potencia, poder observarlas manteniendo mi deseo intacto de culpa, pleno de poder."

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viernes, 18 de agosto de 2017

La vida rural.



Mientras reflexionaba un tanto ausente sobre algunos comentarios leídos en el libreto de la película El Espíritu de la Colmena de Victor Erice; este maravilloso metraje,  con su tempo misterioso,  me ha hecho conectar con el ambiente rural en el que hoy he presenciado,  por la mañana, un entierro en el pueblo de mi madre. Las gentes de ambientes rurales conocen la muerte desde la infancia, pues rodeados como están de naturaleza, viven el ciclo de la vida hacia la muerte en todas y cada una de las realidades naturales en las que están inmersos. La vida en la cuidad es falsaria; las calles son una sucesión de imágenes dinámicas, personas que van y vienen, vida en movimiento, un trasiego constante en el que la muerte queda excluida.

Observaba a los campesinos y gentes del pueblo conversar en el exterior de la iglesia donde se había de esperar al féretro. En aquellas conversaciones, el horror de la muerte ya había sido superado años atrás, en la infancia. Ahora, unos más decrépitos que otros, esperan apacibles al muerto. Aceptan la muerte como parte de la vida, indisoluble; integrada en las calles, en los campos, en los árboles, y en cada pequeño bicho o gran animal con el que conviven.