le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

domingo, 28 de agosto de 2016

La belleza del gesto: La femme parisienne.



Paris, Julio 2016,   L'Odeon. Saint Germain des Pres.



Su autoridad procede del gesto. Es consciencia en la manera de mover cada parte de su cuerpo, consciencia que deviene en naturalidad;  una armonía de movimientos en los que cada parte ejecuta el movimiento preciso, como el sonido diferenciado de cada instrumento en el seno de una orquesta.

Desde que regresé a Madrid, no paro de pensar en la manera de describir esta sensación de elegancia natural que transmite la mujer  parisina en todos sus gestos y movimientos, pero se me escapan los pensamientos y las sensaciones, incapaz de concretarlos en certeras palabras que puedan dar con la clave. 

Ha siso leyendo un pasaje de Proust,  cuando mi ansiedad se ha visto disipada al encontrar, como si de un hallazgo se tratara,  unas frases en las que  queda esta clave del gesto reflejada en unas palabras bellas y exactas, dignas sólo de un genio como él.


<< Su amabilidad, exenta de todo snobismo y del temor a parecer demasiado amable, era desahogada y tenía la soltura y la gracia de movimientos de esas personas ágiles cuyos ejercitados miembros ejecutan precisamente lo que quieren,  sin torpe ni indiscreta participación del resto del cuerpo.>>



Marcel Proust, Por el camino de Swann.












pequeñas joyas






Por entonces,  era primavera,  una primavera helada y pura.

                Marcel Proust. Por el camino de Swann. 





Estas frases de involuntaria belleza me conmueven. Las leo,  y  al llegar al punto y final, después de recorrer sus palabras con mirada distraída y sin esperar nada especial, compruebo con desconcierto, cómo aquel pequeño cúmulo de palabras terminan por dotarsede una belleza tierna y humilde.
Pasa igual que, cuando por azar, durante el otoño, es posible encontrarse con un suave golpe de viento que haga entornarse una hoja, retorciendo sus pliegues en suaves giros de gran belleza.




jueves, 25 de agosto de 2016

La noche



Desde la oscuridad que me brinda el salón de mi casa en la madrugada, decido salir a la terraza;   quiero sentir de un vistazo la infinitud del cielo. La temperatura es agradable,  quizás algo fresca. A estas horas,  cuando todos descansan sobre sus camas,  los pequeños ruidos que durante el día permanecen silenciados,  parecen cobrar vida. Escucho un goteo que proviene de alguna máquina refrigerante;  una suave brisa hace aletear sutilmente, -como una pequeña vela-, la tela del toldo.

Quiero relajarme.  Me he tumbado sobre el blanco marfil del sofá. La llegada de la noche hace que uno tienda a soñar;  en realidad es fácil,  sólo hay que aflorar el deseo que atesora la inquietud, y que permanece oculto bajo tantas capas de rutina acumuladas en el día a día.

Me parece distinguir algunas estrellas en una primera observación, ¡hace cuánto que no lo hacía!, con el pasar de los años,  nuestras miradas se quedan estancadas en las aceras de nuestras ciudades, anestesiadas por la rutina mundana.  Han pasado unos minutos  y me estoy preguntando,  -observando este panorama celeste inexplicable - :  ¿cuál es el sentido de la vida y  la existencia?,  no ya la mía,  ni de todos nosotros,  sino de la vida misma en cualquiera de sus formas. ¿ Por qué?.  Me bastan unos minutos más para poder empezar a contemplar, cuando mi pupila se ha adaptado a la carencia de luz,  más y más cuerpos celestes que probablemente ya no existan,  y mi impresión de ver vida  en el destello de esas estrellas,  no sea más que el recuerdo temporal de una luz que viaja proyectada,  dando testimonio de lo que ya no existe.

Ahora, como si fuera un pequeño haz  deslizándose,  aparece un avión muy a lo lejos.  No se oye nada.  Me deleito con su suave discurrir por el mar atmosférico que nos mantiene vivos.  Retomo mi observación celeste:  ¿Y si, todos esos puntos brillantes fueran agujeros por los que entrase una luz desconocida?. ¿Que todo el espacio estuviera contenido por una gran tela en forma de esfera,  y todos estos puntos de luz fueran pequeños agujeritos por los que se cuela una luz perteneciente a otra dimensión exterior a nosotros?.

Da igual, de poco sirve elucubrar escenarios. Sigo observando,  y al final, todo esto que me sobrepasa y me trasciende,  incapaz de poder entender,  me lleva a una sola pregunta hacia mí mismo:  apelo a la utilidad de mi propia vida. ¿Qué es lo que puedes hacer en la vida, - con tu vida - , para que tu paso por este estado extraño, desconcertante  y extraordinario  haya merecido la pena?.

Hago mías las palabras del  Dalai Lama, su sencilla reflexión para ésta pregunta fue la siguiente: 


“La vida de un ser humano se puede considerar más exitosa cuanto más tiempo haya empleado en ayudar a los demás.”



martes, 2 de agosto de 2016

la búsqueda del amor.




Dicen que el amor no se busca, sino que se encuentra; como si la tierna voluntad del individuo,- deseosa de encontrarlo - ,  suprimiera una naturalidad conveniente y respetuosa con un supuesto destino que el amor gobierna. La búsqueda del amor es también amor, en tanto que deseo hondo e íntimo de amar y ser amado. A ésa búsqueda valerosa quiero referirme.





Razones para escribir...



Uno escribe para existir, escribimos porque tenemos algo que decir, porque tenemos el valor para hacerlo. Escribimos para comprender cuando empezamos a entender. Escribimos para descifrar el caos. O para encontrar el amor.


On écrit pour exister, on écrit parce qu'on a quelque chose à dire, parce qu'on a le courage de le faire. On écrit pour comprendre quand on commence à comprendre. On écrit pour déchiffrer le chaos. Ou pour savoir aimer.


Michelengelo  Antonioni.

lunes, 1 de agosto de 2016

Notas sobre cine



Los cineastas tienen la tendencia a poner el foco en la vida de los personajes. Van siguiéndolos con sus cámaras, siendo testigos de cada detalle de sus vidas, sus gestos y sus conversaciones. El cineasta busca describir la singularidad de los dramas humanos,  el conflicto específico. Entiendo que creen que ello es dirigirse hacia lo extraordinario que hay en nosotros, -los seres humanos-,  y  nuestra singularidad propia.  Sin embargo, hay otro registro que queda inédito o al menos descuidado,  y que bajo mi punto de vista es más importante por ser anterior, por ser preexistente  al ser viviente que sigue el director con su cámara: es el  medio en todas sus formas. Es substancial por ejercer una constante influencia sobre el ser viviente, aunque esta influencia,  al tener un carácter   silente e inmóvil - pero perpetua- ,  permanece a menudo escondido al ojo del director, salvo ejemplos como los de Antonioni o Leox Carax - en Holy Motors-  entre otros, en los que se advierte un interés en la estructura del film por reflejar esta relación entre el medio y el comportamiento humano, como partes indisolubles de un todo al que no deberíamos renunciar como potencial definidor de una verdad más completa, menos autocomplaciente con la vanidad humana. La mayoría de los directores se sirven del medio, pero no interaccionan con él de forma profunda, sino es más bien una apoyatura necesaria para desarrollar una trama. 

Es la tienda, es la iglesia, es el paisaje, la calle,  es la plaza, esta acera o este restaurante, - cualquier objeto- .El medio nos trasciende. La vida del ser humano viviente es circunstancial,  es efímera, aunque con el potencial de incorporar a ese sustrato general que es el medio un aportación tras su periplo vital,  transformándolo en su constante e inevitable interacción. Mi labor como cineasta intuyo  debiera centrarse en mostrar  las relaciones entre el medio y la vida de los personajes,  debe haber alguna forma de poner en juego ambos mundos en su justa medida; en la sutileza con que dicha relación quede sugerida, residirá el éxito de esta visión sobre la narrativa fílmica.


El medio:










Los Objetos: 


   

Que vuelva Voltaire.



A la propensión de emocionarse con la belleza de la  mujer lo llaman exageración, no se dan cuenta de que es otro tipo de cordura.