Para todos aquellos que reprueban mis citas con
veinteañeras
va dedicado
este
post…, y
para
expresar lo que me transmitió una mujer de 20 años de edad, la cual
posee una gran fuerza vital
que es capaz de irradiar al exterior , es una donante de
energía
positiva,
una donante de afectividad espontánea , sin
ningún
tipo
de
afectación.
Creo que cuando alguien te plantea
qué te aporta a tí una conversación con alguien de edad diferente, en ese mismo
enunciado queda patente que hay una pata de la mesa que no usan…
Afortunadamente tengo
conversaciones muy interesantes con gente desde los 20 hasta los 70. Tengo
amistades con edades entre 50 y 70 que me aportan su experiencia a la hora de
entender los acontecimientos de mi día a día, de las cuestiones que me
inquietan y ocupan en mi vida.
Cuando uno queda con una mujer, ya
tenga 20, 30 o 40…, puede un solo gesto recurrente, la forma en que se acaricie
el pelo, la forma de emplear el léxico,
un determinado tipo de modulación en el tono de voz.., yo que sé…, hay tantas
cosas que pueden merecer la pena.., que me resulta muy revelador acerca de la
falta de amplitud de miras y mentalidad cerrada a la hora de nutrirse de
otros que denota las personas que critican el relacionarse con
mujeres u hombres de edades dispares.
El que me pregunta qué es lo que
espero que me aporte una chica joven me está dando a entender que no voy a
recibir nada, incluso la frase lleva asociada una crítica en relación a mi
falta de ambición.., o a un simplismo mío, una falta de inquietud mental …, y…,
paradójicamente, lo que a mí me está transmitiendo su comentario sin que él parezca
consciente es que es él quien adolece de
simplismo existencial, porque sólo espera de cada persona una cosa, de cada
edad una cosa, cualidades o roles concretos, ha decidido que cada edad aporta
una cosa y se ha reducido a eso.., en definitiva, ha simplificado enormemente.
La cita:
Ya habíamos terminado de cenar, y yo la notaba nerviosa, una mesa no parecía el
lugar adecuado para departir con esta chica.., no se terminaba de sentir agusto y
yo mismo replantee la situación y le comenté que si le apetecía tomar una copa en el mismo local, pero
en la barra…
Dos taburetes como apoyo, pero esta
vez sin
frontera
entre
ambos, sin mesa, sólo
un apoyo lateral que no haría sino
acercarnos más.
Pedimos sendas copas y los taburetes nos acercaron, apenas 30 cm de distancia entre nuestros ojos. ¿Qué esperaba yo?, seguramente una reproducción más relajada de la conversación que
tuvimos en la mesa, pero en cualquier caso
yo
sabía que manejaría el tempo y controlaría la situación…, como en
cierto modo por desgracia me
suele suceder…
Pero no.., ella, posó
intensamente su
mirada
de Jean Moreau sobre los mis ojos, y
empezó a mirarme
fijamente cuando yo hablaba.., me empezaba a poner nervioso,
porque estaba invadiendo mi intimidad, se estaba metiendo con sus
ojos en mis adentros, y aquella
actitud me estaba haciendo sentirme inseguro…
No era una mirada normal.., era muy intensa, una mirada que albergaba todo el
potencial interior de esta muchacha y lo proyectaba en mí…, era un
ataque
en toda regla. Que descaro tan
dulce, una mirada desprovista de interés convenido, todo era muy sencillo y muy grande a la vez: cuando alguien es así
de natural, merece la pena que nos muestre a los demás su autenticidad natural, su poder vital, aquella actitud que te llega a
desarmar…
Súbitamente me encontré fuera de juego, no sabía como controlar lo que
estaba pasando y me encontraba algo superado.., y…, de pronto…, cómo un angel que viene
a rescatarte …, ella utilizó
su talento intuitivo y me tendió la mano; me cogió mi mano..,
en un gesto de acercamiento total.
Ella supo entender la situación , aunque sea de manera intuitiva, (que quizá sea lo
realmente grande), recondujo la escena hacia donde ella podía darme todo su
potencial, aquél escenario donde dos personas se desprenden
de las convenciones sociales y entran en un estado de embriaguez en el que los canales de comunicación sensorial se abren de par en par y por fín uno es: uno mismo, se produce
la
verdadera interacción afectiva
entre dos seres humanos…
A partir de ese instante en que su mano cogió la mía, no quise soltársela…, nos convertimos en una pareja
que estaba
viviendo un momento totalmente íntimo en
un contexto de
fría convención social, estábamos literalmente rodeados, rodeados de muertos, dos vivos rodeados de muertos.
Su mano presionaba a la mía, y penetré en su mundo, ya desinhibido. Con la otra
mano
empecé a acariciarle suavemente
su pierna, primero sin presión, hasta llegar a utilizar finalmente
mi palma entera para rodear su
muslo, en cada presión que yo ejercía,
un paso
más
nos acercaba, estábamos literalmente
entrelazados
y
preparados para lo que iba a suceder, ella lo sabía, y lo quería hacer. Se dejó llevar
por
sus sensaciones y me
miró a la cara
acercándose a la mía…
Ya nos separaban sólo 10 cm y con su mirada me expresó
que me lo daba todo, ella
me lo
daba todo a mí
en
aquel
momento,
se entregaba
…, a otra persona,
y, finalmente nos besamos.., como algo inevitable.
Totalmente armonioso
de principio a
fin….
El milagro había tenido lugar, se produjo la comunicación al más alto
nivel, y ya todo estaba hablado, dicho, expresado…, ahora sólo
quedaba seguir disfrutando
de ese clímax…,
Menuda lección, menuda demostración de afectividad…, que pureza y autenticidad en
su comportarse, que
bello, intenso, natural, espontáneo…, en definitiva, independientemente de la frescura ye inocencia que da una edad, fue toda una lección vital para todos aquellos treintañeros que estábamos allí
presentes, ejerciendo las frías convenciones sociales que no
nos
dejan acercarnos… y darnos mutuamente aquello que nos hace más
hombre, más mujer, más…, ser humano.