le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

martes, 24 de diciembre de 2013

Para Anna Petrovna Kern...



Anna Petrovna se casó a temprada edad con un hombre mucho mayor que ella al que detestaba. Coqueteó con una serie de poetas románticos, pero su principal reclamo a la fama fue el poema de amor que le inspiro escribir a  Alexander Pushkin el verano de 1825, durante su estancia con familiares en Trigorskoe, una mansión adyacente a Mikhailovskoe  , donde el gran poeta vivía en el exilio.






El gran poeta ruso  le dedicó este bello poema a  Anna Petrovna Kern:


 

Recuerdo aquel instante prodigioso
en el que apareciste frente a mí,
lo mismo que una efímera visión
igual que un genio de belleza pura.

En mi languidecer sin esperanza,
en las zozobras del ruidoso afán,
tu tierna voz se oyó en mi largo tiempo
y soñaba con tus divinos rasgos.

Transcurrieron los años. La agitada
tormenta dispersó los viejos sueños
y al olvido entregué tu tierna voz
así como tus rasgos celestiales.

En cautiverio oscuro y tenebroso
mis días en silencio se arrastraban,
sin la deidad y sin la inspiración,
sin lágrimas, sin vida, sin amor.

Mas ahora que el despertar llegó a mi alma,
y de nuevo apareces ante mí,
lo mismo que una efímera visión
igual que un genio de belleza pura.

Y el corazón me late arrebatado
porque en él nuevamente resucitan
La inspiración y la divinidad
y la vida, y el llanto y el amor.

*Anna Pyetróvna Kem (1800-1879)

Versión de Eduardo Alonso Duengo


Aquella admiración que Pushkin profesó por Anna ya tuvo precedente en una reunión que se produjo en 1819 en la casa de su tia en san Petesburgo, en aquella reunión Pushkin  tuvo halabanzas para con la belleza de Anna, a lo cual ella respondió con actitud algo grosera. 
En la segunda reunión de 1825 en Trigorskoe ella andaba en idilio con Alex wolf, por lo que Pushkin se tuvo que conformar con plasmar su admiración en versos.

Posteriormente, la admiración de Pushkin hacia Anna se torno en desprecio, después de mantener correspondencia durante año y medio, finalmente se supo que terminó refiriéndose  a ella con apelativos como "la ramera de Babilonia" y escribió a uno de sus amigos que " con la ayuda de Dios yo le arruinaré la vida" .

Anna se terminó divorciando de su envejecido marido y diez años mas tarde, ya con 36 años, contrajo matrimonio con su primo Alexander Markov - Vinogradsky de 16 años de edad. Sus últimos años los pasó en tal penuria extrema  que se vió obligada a vender las cartas de Pushkin a ella. Murió en Moscú y , según una leyenda urbana , su cortejo fúnebre pasó la plaza Pushkin cuando la famosa estatua del poeta estaba siendo erigida allí. Este fue su último encuentro , por así decirlo.







 


viernes, 20 de diciembre de 2013

La besé con un gesto.






Sabía de las veleidades de sus superficies orales,  de su perfecta geometría  bilabial… esas fotos con el foco puesto en lo inmanente de su expresión comunicante: sus labios;  estaba advertido.


18:00 de la tarde  y un café para dos;  ya llevaba  un buen rato vigilando aquello que articula el aire convertido en palabra como un  paradigma de la sensualidad hecha carne. Unos labios perfectamente carnales  y  perfectamente precisos,  idóneos, como una especie de invitación a ser  expuestos en algún lugar museístico como el tipo, el arquetipo de los tipos; el modelo.


 Trazado sinuoso, destila curva, refinado volumen del exceso natural del labio. Según los minutos pasaban,  un impulso irracional me dirigía peligrosamente al deseo irreprimible de besarla. Eran unos labios a caballo entre la insolencia de lo jovial y el academicismo más estricto, la ortodoxia y la heterodoxia en connivencia.

 
Un deseo que partía de lo evidente: de la angustia estética , de la tiranía de su atractivo y belleza. Un deseo que no necesitaba de procesos o fases de enamoramientos y admiraciones que desemboquen  en ese contacto entre bocas que es culmen de un sentimiento creciente en el tiempo. No, esto era una pulsión visual , una atracción esteta; que estaba refrendada por la absoluta seguridad de que unos labios así sólo pueden recibirte calurosamente,  envolviéndote hasta el exténuo con su cálida voluptuosidad, un disfrute literal, un goce del besar, del acto.


Iba asimilando los embates visuales de esta chica Franco-Peruana con pequeñas gotas filipinas , de ahí parte el coktail… Después, ya en el coche, seguí contemplándola , esta vez ella de perfil. Seguía inquieto, fulgurante, excitado por esa necesidad del beso. Algo debía hacer para liberar ese deseo, por algún lugar debía soltar aquella energía, tenía que desahogarme, exteriorizar.


Y bien amigos, en unos de mis giros de cabeza hacia su perfil, me quede observándola mientras ella permanecía inmóvil con su mirada clavada en la perspectiva de la ciudad que tenía frente a sí,  y…,  de pronto, quise besarla virtualmente,  acercando mi mano derecha hacia su barbilla, cogiéndola de un  modo complaciente, reteniendo mi mano alrededor de su mentón por unos segundos… y después , una vez retire la mano, - ese beso imaginario - , empecé a sonreir entre complacido y sorprendido por mi acción metafórica, disfrutando de esa curiosa ironía que suponía  el  que esta muchacha nunca sabría que había sido besada con un gesto.



                                           He aquí la protagonista del delito no cometido.











miércoles, 18 de diciembre de 2013

Conciudadanos.






Cualquiera que viva en la zona central de nuestra ciudad: Madrid, habrá encontrado en su caminar uno de esos negritos subsaharianos que están  en las puertas de  establecimientos como el corte inglés.


Estas personas forman parte de nuestra vida diaria, al menos durante un lapso pequeño de tiempo. La mayoría de la gente pasa de largo intentando no ser presa ,  no sólo sus ofrendas comerciales, sino , más bien, y sobre todo, de una inexplicable , obcecada,  y obsesiva pulsión parlante hacia el aludido.  


Son realmente incansables, hablan literalmente a todo el mundo que pasa por su lado, que serán miles de personas en unas pocas horas…..


Es un comportamiento que siempre me ha llamado la atención, nunca le he encontrado una explicación lógica más allá de un afán por la venta; pero tan exacerbada que llega a la locura , como en el caso del negrito que se pone en la puerta del corte ingles de Serrano con Ayala, que directamente parece estar poseído de una magia negra y no para de saludar a la gente de forma compulsiva , sin criterio, como un autómata. Realmente, si te paras tres o cuatro segundos te induce tristeza el observarle mientras los viandantes pasan, unos displicentes y otros angustiados por esa agresión verbal; un saludo compulsivo.


Sin embargo, el negrito que me ha impactado más es otro. Todos los días por la mañana cojo el coche y en el camino a mi oficina paso por un tramo de la calle Bravo Murillo. Justo en ese tramo , siempre me coge un semáforo y aprovecho para observar lo que pasa en la calle, desde la paz que da el interior de un coche; un coche en una ciudad algo cosmopolita y superpoblada es como un observatorio rodante, es el batiscafo del asfalto.


El caso es que, en el tiempo que dura el  semáforo me entretengo en mirar a  otro negrito que está en la acera , justo a la altura en que paro debido al semáforo. Es un caso especial, porque este alto y fornido chico, se sienta en una especie de taburete pequeño en la acera, apoyado sobre la fachada de un edificio, y mira de frente a la calle, donde pasan los coches y las personas perpendicularmente a él.


Todos los días le miro y observo su comportamiento, alguna vez me ha mirado, aunque yo no me he atrevido a sostenerle la mirada por si me suelta algún gesto raro. Como es una calle con bastante tránsito peatonal siempre pasa algún peatón y veo que el  negrito saluda a los peatones, pero de una manera amigable, y sin presionar al viandante. Es más, es que muchas veces los viandantes le saludan a él, manteniendo una  conversación de dos frases y siguen su camino. Nadie deja dinero ni él parece ofrecer nada,  sopena de que espere algo de alguien de forma espontánea.

Igualmente que en el otro caso, aunque este sea diferente, no lograba entender la naturaleza de su comportamiento, es muy difícil para un europeo que está en el primer mundo ponerse en la mente de una persona que viene de un lugar tan diferente.

Creo que el principal problema para esta gente es que no entienden nuestros códigos de conducta, nuestra sociedad  es muy compleja para ellos, y tratan , por su instinto, de actuar con nosotros conforme a lo que su intuición les dicta. Siempre pensamos en el aprieto que nos ponen cuando nos molestan al hablarnos, pero nosotros no nos ponemos en el lugar de ellos ; el esfuerzo que debe suponer para ellos tratar de comunicarse con nosotros en un espacio y culturas que les son absolutamente ajenos y de los cuales comprende seguramente bastante menos de lo que nos podamos suponer.



Esta mañana, una vez más me he parado en el semáforo y ahí estaba él, con esa cara medio feliz y medio circunspecta, saludando a sus conciudadanos.

En ese momento, ha pasado un hombre de unos 48 años, ya con algunas canas, era alto, como el negrito que nos ocupa. Se han mirado y se han saludado, y he podido ver como el negrito se levantaba a saludarle amigablemente. De igual manera, el viandante español le ha sonreído y han intercambiado algunas palabras, unas frases más bien, por lo menos un encuentro de medio minuto. Desde mi privilegiada posición podía ver la expresión del negrito cuando hablaba mirando a los ojos a su interlocutor…, y súbitamente, me ha venido a la cabeza una revelación:



Menuda expresión de orgullo, satisfacción y dignidad que portaba este chico , era mirarle y darte cuenta de que ese era su momento, el momento de sentirse un ciudadano más, integrado en el seno de una sociedad que no sabe ni quien es, ni le importa, pero él, con ese acto diario, quiere sentirse un ciudadano de su ciudad y era increíble la satisfacción y el orgullo que exalaba al darse cuenta de que por un minuto estaba hablando al mismo nivel, de tú a tú, con un Conciudadano, una persona que le estaba otorgando categoría de ciudadano al mismo nivel....


Es en este momento cuando me he dado cuenta de todo, de lo importante que supone para una persona de este tipo simplemente intercambiar un saludo con cualquier persona de una ciudad que no le mira jamás. Ellos buscan su integración a base del saludo y el contacto diario con las personas que ellos quieren ser…, pero lo realmente impactante no es el loable y tenaz esfuerzo que realizan, por otra parte con ilusión, sino la candidez e inocencia que encierra su actitud, esa fuerza de la ilusión por ser como el otro, esa ignorancia ante el mounstruo de la ciudad, que es vencido día a día por estos negritos con cada uno de sus saludos a sus pretendidos conciudadanos….., impresionante.


Este tipo de comportamientos tan inocentes como auténticos sólo pueden emanar de unas personas como estas…., por el contrario, no verás a otros inmigrantes como latinos o personas del este con esta  pertinaz ilusión por sentirse uno más…, y es lógico, porque ellos, los latinos , los del este, son ciudadanos de nuestro mundo, y saben de la dificultad que entraña la integración.


Lo paradógico de todo esto es que la fuerza de la ilusa ignorancia inocente de estos negritos es tannn grande, tan potente, que es posible que varios de ellos se empiecen a integrar , poco a poco, esperando su oportunidad. 



“Cuantas cosas inalcanzables ha logrado el hombre por su pura ignorancia….” , que así sea, y por ello mismo,  se vayan integrando; “queridos conciudadanos”.



lunes, 9 de diciembre de 2013

El año pasado en Marienbad, Alain Resnais, 1961.



Poco sé del cine de Alain Resnais, pero escenas como ésta, me hacen experimentar sensaciones muy sugestivas:



Desde luego, esto es saber crear  una atmósfera, única y singular; lo ha logrado con creces...

Para empezar, ese plano general con la perspectiva que da el camino desde el parque con un espectacular palacete francés al fondo perfectamente enmarcado. Una imagen estática sobre la que va apareciendo la figura de una elegantísima mujer ataviada en un vestido con vuelos de seda que se contonean al arbítrio del viento en contraste con la quietud y la monumentalidad estática del telón de fondo; el palacio.

Una atrayente y personal voz en off masculina empieza a describir alguna situación que no pertenece a ese momento,  algo que tiene que ver con el personaje que camina, suponemos.
La dama  camina bajo una  especie de estadio pseudoposeido, a camino entre la interpretación teatralizada , la danza , y la vida real,o a caballo entre el autómata y el que busca algo desesperadamente, pero siempre con contención, mesura, elegancia, deslixandose ante la cámara.

Camina hacia la izquierda..., desaparece entre los setos, vuelve. Ahora ella se para, y después de una pequeña pausa valorativa, reanuda su búsqueda, es entonces cuando ese encuadre absolutamente estático empieza a retroceder al ritmo del avance de la dama, ni más rapido, ni más despacio, manteniendo así una imparcialidad en términos de planificación.  Camina hacia la derecha..., vuelve otra vez; una búsqueda sin rumbo.

La voz en off sigue presente, de repente se  produce un cambio de plano y vemos un plano general que es el contraplano al primero, es decir, esta vez desde el palacio con vista al parque. 

Ahora ya vemos la escena que la voz en off estaba verbalizando  en el plano anterior, había una elípsis temporal en la descripción verbal, y aparece en escena el personaje  que estaba narrando la escena a la derecha del encuadre, fuera de la conversación del grupo, como el mismo apunta. Ella va vestida de negro y se sitúa de espaldas a la cámara. Acto seguido, ambos protagonistas empiezan un diálogo que los demás asistentes no pueden entender, y se produce el colapso: como figuras de cera, estatuas de sal, observan impertérritos a la chica, excepto uno de ellos , que mira fíjamente al que interpela en la conversación, el hombre de la voz en off...

Apenas dos minutos de CINE, lleno de experiencias sensoriales y revestido de una elegancia que lo inunda todo; y esto, se hacía en el año 61...

Observen, y empápense de este constante climax:






domingo, 8 de diciembre de 2013

Corazón ocupado.






Acordes de músicas Andaluzas,
apuesto por mirarte a los ojos;
 un toro de lidia.

Doy capotazos dubitativo.
Insisto en mi mirar;
propongo encuentro de almas,
pase por la derecha , pase por la izquierda.
La música envuelve.

Dejo la espada de matar,
el toro saca su bravura y 
me mira transmitiendo.

"Mi pasión es el cine";una historia con 
dos finales diferentes. Emoción en el ruedo.

“Me dicen:Torero, qué grande eres, qué grande eres.”

Sensibilidad; patrón de pocos,encuentro 
de las almas que miran al mundo, y ven.

“Me dicen:Torero, qué grande eres,  qué grande eres.”


Brava, noble; ella recita triste: “nunca en 
mi vida hubo reciprocidad en el amor, unas 
veces fui anhelada, otras veces quedé en suspiro…"


"Pero al día siguiente su corazón estaba ocupado, 
estaba ocupado..."

 
Se acaba la noche. Hay que devolver a los toriles 
a este toro bravo. Llegó la hora de abrir la puerta 
al descanso; se da la vuelta  y  sonrisa,  
una segunda: es confirmación, o exceso de cortesía; 


"Y al dia siguiente, corazón ocupado, corazón ocupado…".


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Es sabido que: Ni todos los toros de lidia sacan su bravura, 
ni todos los corazones ocupados se sienten llenos.