le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

domingo, 22 de marzo de 2015

Conceptos de Ciencia Política. Antonio Garcia Trevijano.


No se puede construir un pensamiento coherente y riguroso sin el conocimiento exhaustivo de los conceptos básicos que rigen la ciencia politica y , en general, todos los conceptos que intervienen directa o indirectamente en el debate político-social,  que necesariamente constituyen  los elementos fundamentales para vertebrar la organización de las sociedades modernas. En la actualidad, el principal escoyo al que se enfrenta la sociedad europea, y la  española en la particular en el seno del debate politico-intelectual, es que la mayoria de los conceptos que se utilizan no se conocen en profundidad, ni siquiera superficialmente.  En la mayoría de los casos nuestros gobernantes se caracterizan por tener una mezcla de ignorancia acerca de la ciencia politica y una intención manipuladora; unas veces se degeneran los significados a conveniencia, otras, por ignorancia son pervertidos. El relativismo imperante se antoja como  un buen punto de partida para justificar la mutación de los conceptos, y el igualitarismo un falso ideal universal por el que cercenar la libertad de los pueblos. La sociedad moderna se haya perdida sin capacidad de reacción , imbuida de un lenguaje anestesiante y falto de rigor, que impiede al individuo pensar con claridad.



Antonio Garcia Trevijano es  Pensador, Politólogo, Critico de Arte y gran conocedor de la Historia;   de profesión Abogado. Su profunda pasión por la ciencia politica, su valentía,  la búsqueda de la verdad y de la libertad colectiva, le han llevado a convertirse en una de los pocos pensadores que tienen la capacidad de diagnosticar los problemas subyacentes a las sociedades modernas y ejerce, en la actualidad, una importantísima y heróica  labor pedagógica que esperemos sea caldo de cultivo para que otros hombres puedan navegar dentro dentro de  este mar de confusión  que nos impide construir razonamientos sólidos, coherentes y rigurosos, que son la mejor base racional para no ser víctimas de la manipulación del lenguaje y la perversión de los conceptos, desenmascarando por fin a aquellos que irrumpen en el panorama político y son un fraude para la sociedad.   

Definición de ideología: 

Es una idea que a través del logos, es decir, a través del uso de la razón, se presenta como una idea universal. El tiempo hace que cambien las ideologías. El mundo, desde la revolución francesa hasta  nuestro tiempo esta movido por las ideologías.

La ideología se produce, cuando una idea que refleja en su sentido original una verdad parcial, se convierte mediante un tratamiento lógico en una verdad universal. Todas las ideologías son falsas, puesto que en rigor ninguna es de caracter universal. Las ideologías falsean la universalidad de una idea, pero sin una ideología no se puede gobernar. El comunismo parte de una idea que es verdadera, la clase obrera en Rusia y en Inglaterra tenían una situación miserable.

La libertad de comercio es una idea verdadera, pero en realidad los precios están controlados por el estado. El oportunismo es otra ideología que parte desde platón. La política tiene un solo fin que es conquistar el poder.

Todo el que defiende la realidad de una ideología, es un idealista, es un platónico. Los amores platónicos son amores frustrados. Las ideologías son una frustración porque son una falsedad, pero muy útil para gobernar. El pueblo tiene que estar engañado por las ideologías.



Clase social: 

La invención de la idea de clase social no la inventa Marx, ya está en Barnave, que fue el primer filósofo de la acción política; fue guillotinado, era un hombre de derechas, conservador. En los inicios de la revolución francesa ya se da cuenta de que la misión de la misma es transformar el poder, cambiar la sede del poder de la propiedad inmueble a la propiedad del dinero,  que es una clave del mundo moderno. La ley le Chapelier fue creada para suprimir todo lo que hay entre el estado y el individuo, arrasando cualquier vestigio de feudalismo, pero se lleva por delante también las corporaciones los sindicatos, eso era un error, pero un error revolucionario, Carlos Marx no se da cuenta de  ello. El concepto de justicia social, que se lo atribuye la izquierda, es originario de León XIII. .





Izquierdas y derechas.


No existe ni derecha ni izquierda en el ámbito político actual, todos son socialdemocracia, que es una mezcla entre el socialismo y el liberalismo. Todos son políticamente de derechas; Ahora bien, socialmente todavía existen clases sociales. La clase más predomínate o con más fuerza es la clase política, más que la clase financiera o la clase burguesa. La socialdemocracia es la igualdad sin libertad. Para los socialdemócratas, más concretamente Pablo Iglesias, la soberanía reside en la sanidad, educación y vivienda; todo esto, refiera a la democracia material, que también es una ideología;  en cambio, la libertad NO es una ideología, porque es una idea universal, podemos universalizarla y sigue siendo verdad. Mientras que la libertad es posible, la igualdad no lo es. La ideología de la igualdad es una ideología falsa porque parte de una premisa que no es verdadera: la igualdad de hombres y mujeres; no puede haber igualdad, y si la hubiera seria el final del mundo puesto que llegaríamos al colapso que genera el equilibrio. La igualdad sería un concepto utópico; la utopía a menudo es buena para activar la voluntad del hombre, pero en este caso concreto es absurdo puesto que preconiza algo que es contra natura, y por tanto, inconveniente. La socialdemocracia española se inventa la justicia social que promulga la igualdad en la educación, derecho a la vivienda igual, igualdad en la sanidad, pero no protestan que en Cataluña la educación sea desigual,  sin embargo ahí se callan, ¿Por qué?, porque la igualdad que defienden todos los partidos de izquierda se llama democracia material y esos son los valores de la socialdemocracia.


Está demostrado que Cuando la utopía social trata de convertirse en realizables mediante una ideología política, se produce el fracaso, véase el comunismo. Pero si la lucha ideológica, lo que determina es un enfrentamiento social; eso es verdadero.



Proceso constituyente:

Todo proceso constituyente necesita de un factor constituyente. En la transición no hubo un proceso constituyente por lo que lo que se constituyó en la transición fue nuevamente lo que había: el poder de las Oligarquías. El factor constituyente legítimo se llama libertad y no la igualdad que preconizan Podemos y en general la socialdemocracia. La libertad que tiene poder constituyente y  legítima es la libertad colectica, diferenciándola de la libertad individual. La libertad colectiva de los españoles fue cero, porque no fue factor constituyente en la transición. Podemos crée que la libertad colectiva es convocar manifestaciones, no, eso es libertad individual, cada uno puede ir o no, pero no es colectiva porque colectivamente esa gente no deciden nada: ni el orador, ni el emplazamiento. La libertad colectiva es aquella que hace las constituciones. La libertad constituyente es la que dirige el proceso constituyente, la igualdad no puede dirigir ningún proceso constituyente. La igualdad no existe en la naturaleza.








 

martes, 17 de marzo de 2015

Paul Valéry


Sobre  la condición quebradiza de la identidad:



"En el lugar de cada hombre, con los mismos materiales de espiritu y carne, varias "personalidades" son posibles, uno se cree ese mismo pero ese mismo no existe."

Paul Valery.

sábado, 14 de marzo de 2015

Perdona si te escribo, pero yo, no lo decido.




Y el derrotero caprichoso de la conversación nos  llevó a los arenales del Coliseo de la Roma imperial. Escenas de barbarie humana,  brutalidad y crueldad hecha espectáculo – asegura ella -. En aquellas escenas guerreras para un pueblo hambriento de emociones, los gladiadores disponían de una espada,  su valor y el tiempo. El tiempo era una espera agónica hasta la muerte,   o la salvación;  un drama que se dilataba con la seguridad de un final sangriento, o una oportunidad más para cambiar la balanza del combate.

Apoyado sobre la barra de un restaurante, miro hacia el suelo. Giro la mirada, la alzo,   y súbitamente aparece una imagen inesperada no por quien aparece, sino por cómo aparece. Una mujer de estatura imponente y una  elegancia de las que se llevan por dentro y por fuera, perfecta demostración o vívido ejemplo de que la clase nace del interior y se proyecta hacia el exterior, sin estridencias, suavemente, como un tenue coro de Mozart.

Un libro puede representar muchas cosas , pero siempre es una ofrenda;  el suyo, quedó posado sobre la mesa. Aquellas paredes ortogonales del restaurante, según avanzaba la cena, se iban curvando adquiriendo forma de ovoide, como el Coliseo;  Las baldosas del suelo de roca caliza pulida iban perdiendo consistencia y empezaban a disolverse en millones de granos que terminaron por ser polvo;  un sedimento que yo,  incauto de mí, nunca vería desde la altura de las gradas. Yo no era juez. Un libro,  puede también ser una excusa para quedar y hacer un rápido examen al que recibe el obsequio;  podría ser el símbolo de una historia que empieza y no terminará nunca,   sólo cuando lo  único que nos pueda separar en la tierra, sea lo que nos una en otro lugar, más allá; o quizás, convertirse  per se,  en el testigo impertinente de un final que no tiene inicio.   Esa noche, inconsciente de mi reto, mi cuerpo se mostraba algo cansado,  mi rostro ojeroso; no era una noche para combates sobre la arena. No tengo ni tiempo, ni espada, sólo mi valor. ¿Qué he de hacer?, ¿puedo ser yo, en apenas dos horas?, ¿iba a salir mi interior y gritar a las gradas mi virtudes, mis defectos, mis miedos, mis ilusiones….,?; muy difícil,  Igualmente complejo que la rápida evaluación desde la tribuna y dictar sentencia.

Yo desearía,  que mi espíritu tuviera tiempo, sólo el tiempo para mostrarse de la única manera que un ser puede sacar de sí su interior, y ofrecerlo: sin el reloj, como los gladiadores de Roma.





martes, 10 de marzo de 2015

La ninfa indescriptible.




Todos los habitantes de Roma deseaban contemplar a la ninfa, todo aquel que la contemplaba, declaraba que era la el ser más bello que jamás había contemplado, pero  el deseo por su goce tenía un precio: la imposibilidad de describir su belleza. Era tal su diversidad expresiva, que no hubo ningún romano capaz de resumirla en imágenes plasmadas como recuerdo mental.  Cayo Octavio, Escultor de la región de Etruria ,  describía su impotencia:




"Nublas mi mente, pues  colmas mi percepción. En tu ausencia, mi pensamiento te pierde; yago huérfano de ti;  vislumbo un vago recuerdo que me nutre de imágenes contradictorias  reflejando miles de  pinceladas difusas que reverbera el recuerdo de tu imagen. No puedo asirte, te escapas de mí; urge el encuentro en ti. Ninfa de innumerables formas expresivas, has doblegado mi capacidad de síntesis. En tu misterioso rostro con miles de formas cambiantes, yace el encanto de la sirena que proyecta el haz de luz que me ciega; la mirada de fascinación por observarte pago a alto precio. Nunca tu belleza será descrita, es el peaje por osar mirarte de frente y tratar de descifrar la multiplicidad de tus infinitas esencias estéticas."







domingo, 8 de marzo de 2015

La carambola.






Hay una expresión popular por la cual podemos designar casualidad. Se dice ”de carambola”, cuando una situación o suceso se ha generado como por casualidad al confluir circunstancias inesperadas,  que inusitadamente, se combinan como por arte de magia para crear algo nuevo. 


La carambola sucede en billar cuando una de las dos bolas jugadoras toca a las otras dos, realmente, de eso se trata, de lograr la aparente casualidad constante. Pero en el billar, nada es casualidad. La carambola sólo sucede después de un profundo análisis y una ejecución precisa; el billar es un deporte psicomotriz,  un delicado equilibrio ente mente y brazo. Así pues, qué bello paralelismo entre carambola y vida:  Llamamos carambola en la vida a aquello que sucede y  nos parece mágico, pero en realidad todo sucede y se engrana por una mega cadena de sucesos  que se van concatenando  con una precisión obstinada, pero no hay destino soñado sobre el que reflexionar. La vida y sus infinitas combinaciones simplemente suceden siguiendo unas leyes naturales que siempre son constantes. 

El billar es un triunfo del hombre sobre la naturaleza, un deseo ancestral de dominación de lo contingente representado en un juego. La mesa de billar es una analogía de la vida, constituye la intencionada parcelación de ésa inconmensurable concatenación de procesos causa efecto que nos supera y nos trasciende. Algo nos trasciende cuando forma ley  rectora fundamental de nuestra existencia y nosotros no podemos dominar ni predecir;  lo mismo que el concepto de nación,  la gente no entiende que España es indecidible, España no se decide porque es un ente que trasciende a sus ciudadanos, es una entidad superior sobre la que no cabe tomar decisiones en términos de referéndums.  Confunden sociedad civil con nación, la sociedad civil sí elige cómo ha de organizarse y gobernarse, pero no tiene capacidad de superar el concepto de nación, la nación es un hecho, nunca un proyecto, ninguna nación en la historia nace como voluntad planeada.


Escuchaba recientemente en la radio una justificación de lo más peregrino para justificar la existencia del hombre como resultado de una idea preconcebida por una entidad superior, es decir, el hombre se entiende como un proyecto.  Se trataba de justificar la pertinencia de todas las particularidades de la naturaleza en relación a la escala y concepción humana a través de sus consecuencias.  Así, la existencia de Dios y la definición de hombre como idea preexistente al propio mundo se demostraba corroborando que la temperatura del planeta es exactamente la idónea para nuestra existencia, la cantidad de oxigeno que presenta  la tierra es la idónea para nuestros pulmones; y así, con todo. Todo fue creado a imagen y semejanza del hombre porque el concepto hombre se supone preexistente a la propia concepción de las leyes de la naturaleza. Dios, creo nuestro paraíso natural para nosotros.¿No será, por el contrario, que nosotros somos imagen y semejanza de la naturaleza, y no la naturaleza imagen y semejanza nuestra?. Somos consecuencia de una serie de leyes, y no al revés. No somos la causa de la naturaleza, sino una consecuencia. Por lo tanto, no hay un concepto de destino;  una supuesta decisión preexistente que determinara conceptualizar una idea del hombre, y , después,  crear unas condiciones ad hoc para que podamos ser una realidad físicamente palpable.



No estaba escrito que yo conozca a tal o cual persona un día cualquiera de mi vida, no, el destino es sólo un concepto que refleja la impotencia del hombre para desenmascarar la interminable e inasible cadena de actos que obedecen a unas leyes invariables. El gran billar de la vida;   el destino, tal y como lo entendemos, nos pone a los seres humanos en esa presuntuosa idea de que somos protagonistas trascendentes, lo cual supondría asumir que nosotros trascendemos a las leyes de la naturaleza, y no al revés. Sin embargo, lo único que parece cierto y comprobable es la tangible invariabilidad de las leyes de la naturaleza, estas leyes dictan las reglas del juego y nosotros estamos inmersos en ellas. No creo, salvo sorpresa, que las leyes seleccionen que un individuo deba conocer a otro de forma infalible.  Quizás, sí hay algo que realmente manifiesta una trascendencia del hombre dentro de este gigantesco tablero de ajedrez que es la naturaleza;  es el hecho incontrovertible de que cada acto, cada suceso, por  nimio o grandilocuente que sea, ejerce una influencia sobre el resto del sistema. En este sentido, creo yo,  que puede encontrar el hombre su protagonismo y encontrarse a sí mismo. No podemos prever nada, no somos un destino preconcebido, pero cada partícula de la tierra nace solidaria y protagonista de todo, la interconexión es una característica definitoria fundamental. La paradoja de lo grande y lo pequeño unido por el cordón umbilical que hace reversible esa ley de que lo pequeño se vuelve grande y lo grande se vuelve pequeño, la naturaleza es potencialidad. Nosotros somos una constante potencialidad, nosotros somos la naturaleza misma en interacción.



La identidad del hombre se haya en la voluntad,  en la determinación. Precisamente, nuestra identidad nace como contraposición y lucha ante el carácter impredecible  de la vida y sus actos,  acciones o sucesos;  nosotros somos la actitud o la voluntad con la que el ser, como individualidad, decida afrontar la lucha por influir en la gran cadena de actos, variándolos a nuestro interés. La personalidad del individuo viene definida por cómo actúa frente a la de la cadena, aquello que sigue unas leyes pero, por tamaño, no puede controlar.


A mí me paso el Sábado pasado, no tenía ganas de salir , pero sentí que debía hacerlo, ¿Quién podría asegurar que esa noche no iba a conocer a una mujer interesante, ¿y si ese era el día?, nunca se sabe.., pero lo cierto es que si no salía, la potencialidad bajaba casi hasta el cero, porque no creo que una vecina maravillosamente femenina acudiera a pedirme azúcar esa noche, ¿o si?. Y esta es la paradoja e inconsistencia del concepto de destino, o más bien predestinación; cada vez que algo sucede como consecuencia de un acto nuestro, la inacción de ese mismo acto podría haber generado otro resultado inesperado para nosotros y que fuera mucho más beneficioso. ¿Cuántas veces hemos estado a punto de morir y jamás lo sabremos; cuántas veces hemos tenido a la mujer de nuestra vida al lado, o se ha cruzado con nosotros y jamás seremos conscientes de ello?. 

Sólo hay una cosa cierta: la capacidad de elección. Construye identidad porque es una decisión consciente,  pero no lo es desde un punto de vista absoluto, pues,  hasta la más mínima decisión que tomamos no deja de ser el resultado de la influencia de todo aquello que nos ha sucedido en nuestra vida, y que , perfilan nuestro ser, nos da forma; en este sentido, somos lo que somos como una figura de barro moldada por el escultor, la naturaleza nos perfila. La identidad, llegando al extremo, se convierta en la nada, en un azucarillo que termina por disolverse, sólo la capacidad elección como tal, la capacidad de elegir, es la identidad, aunque esa elección esté condicionada por lo que nos trasciende y nos perfila; tenemos dueño, pero nos deja hablar. Paul valéry llegaba a algo tan potente como desgarradoramente cierto: El instante cero;  sólo existe el momento presente, cada instante anterior al siguiente instante ya no existe, la única realidad es el instante presente en el tiempo, invariablemente dinámico en su constante nacer y perecer. La construcción de la identidad se consigue mediante la memoria, un milagro de nuestro cerebro que recuerda lo sucedido.