le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

lunes, 23 de septiembre de 2013

La verdad en el arte.






Hace ya bastantes años que Andrey  tarkovsky  pronunciaba esta frase en una conferencia en Roma, con motivo de la presentación de su película Solaris:



"… Vuelvo a pensar en esa frase que dice que la verdad en la vida no se corresponde  con la verdad en el arte…"




Antaño me perturbaba mucho cuando en presencia de  conversaciones  en torno al arte escuchaba la frase de que tal o cual artista busca  la verdad;  querer expresar verdad, plasmar la verdad, o que haya verdad en lo que expresas, parece un valor supremo en el arte.


 

¿Qué es buscar la verdad en el arte?




Nunca entendía cuál era el significado o sentido de una declaración de tales características, porque la verdad en la vida siempre nos es difícil de dirimir, a menudo discutimos con alguien acerca de cuál es la verdad sobre un suceso. Probablemente no existe una sola verdad en cuanto a la interpretación de un hecho y sus consecuencias o sus causalidades.


La mayoría de la gente acepta que la verdad es una, única; otra cosa es que sea difícil de descifrar. En nuestra vida diaria se dirime constantemente entro lo verdadero y lo falso.

El concepto de verdad va asociado a la veracidad  de los sucesos.  Si algo lo podemos ratificar es verdad, si algo ocurre: es cierto, es verdad.  Cualquier proceso en el que podamos distinguir que un efecto proviene de una causa  concreta, estaremos en la posesión de la verdad. Todas estas acepciones sobre el término “verdad” tienen su marco inscrito en la ratificación de los hechos, sería la verdad en la vida que alude tarkovsky.




Buscar la verdad en el arte  es un concepto que tiene poca relación con el término  verdad que acabo de describir. Por tanto, normal era esa turbación que yo sentía cuando escuchaba tales máximas, que a menudo son pronunciadas sólo como lucimiento del que las pronuncia, sin saber ni a lo que quiere aludir, sólo a sabiendas de la grandilocuencia del término.

Ha sido escuchando en sus conversaciones y conferencias a los artistas de verdad,  advirtiendo  en qué momento del discurso  y de que forman introducen en concepto de verdad cuando he entendido su sentido, y la necesidad ineludible de que si el arte quiere serlo, debe contener verdad en su motor creador.



Aquel  individuo que quiera ser realmente artista tendrá  en su leitmotiv  la búsqueda de la explicación del sentido de la vida y de la existencia, al menos en el planteamiento de este interrogante, interrogante que al artista le acucia , le apasiona y le angustia por igual , hasta el punto de dar sentido vital a su existencia.


El que busca la verdad se entregará al arte, se entregará a la manifestación de su conciencia a través de la expresión. El artista hace un acto de sacrificio en el sentido de la entrega,  y como consecuencia la manifestación de su conciencia en relación a los interrogantes de la existencia tiene como resultado un manifestación de su obra en términos de verdad, lo que la hace única en tanto que es sólo de ese individuo, y universal porque responde a un interés universal del hombre. 


Si en el origen de este proceso creador no hay sinceridad absoluta en la forma de preguntarse a uno mismo, autenticidad en la forma de representación,  pasión en esa búsqueda  y perplejidad ante la capacidad del hombre para interpretar los hechos de la verdad en la vida, difícilmente podrá expresar verdad en su arte. Es más, siendo estrictos, el arte no debería ser tal si tiene ausencia de verdad.

Es por ello que  las obras de arte que tienen esta verdad latente, que pesa, son tan bellas; porque proceden como afirmaba tarkovsky de una configuración absolutamente sincera por parte de artista.



El artista hace dos cosas al mismo tiempo que son aparentemente contradictorias:


Elimina su ego y su vanidad entregándose a lo que su conciencia se pregunta logrando así involuntariamente dar  una versión única acerca de una cuestión universal. La paradoja reside en que la mayor manifestación que uno pude producir de uno mismo se da en el mismo momento en que te anulas como sujeto y te entregas. Por eso todas las manifestaciones del arte que son afectadas, interesadas, politizadas, ideologizadas o intencionadas en algún sentido tienen un valor muy escaso. Esta actividad consistiría en la utilización de los medios del arte para expresar otra cosa, que no es arte.


El artista es un individuo al le preocupa el género humano, que le apasiona la existencia y que por encima de todo ama al hombre. Para un artista el arte es su religión, al menos para el no creyente,  es su concepto de universalidad en tanto que es el mundo del arte y sus preguntas inconclusas las que son universales e infinitas.


Creo que si llega un día en el que venga un extraterrestre y nos explique de dónde venimos , para qué estamos aquí y a donde nos dirigimos el arte habrá muerto y la vida carecerá de sentido, ya no tendrá sentido preguntarse nada. La resolución de los enigmas llevaría al colapso de la evolución humana.