Excepción hecha con teólogos y otras personas de fe que hayan dedicado su tiempo a la reflexión, y
son conocedores de la sabiduría humana a lo largo de la historia; encuentro
un peligro potencial en las personas creyentes corrientes - no en su fe como opción- , sino en lo que puede derivar de esa “solución”
que supone la fe: un cierto desinterés
por formarse humanísticamente con el objeto de ir encontrando sus propias
respuestas a dilemas como la muerte y su sentido último, por ejemplo.
Es la
curiosidad, inquietud, o incluso la ansiedad ante la cuestión capital del sentido de nuestra existencia , la que puede
incentivar a muchos hombres a crecer intelectualmente como resultado de esa búsqueda
constante.