le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

viernes, 20 de enero de 2012

¿Me das un beso en la Mejilla?.

Nunca pensé que un momento tan entrañable se fuera producir en unas circunstancias tan… ordinarias, ¡rutinarias!. La vida no avisa, ejecuta.

Un coche…, que sube por la rampa del garaje; es de noche ahí en la calle. Yo conduciendo, de copiloto una persona especial por muchas razones… y una de ellas: ser un manantial dador de cariño en potencia, cualidad nunca expresada  salvo en ocasiones puntuales: cuando emoción y desinhibición se dan la mano… y fluye el ser interior, el que permanece esperando su momento de felicidad, emergiendo para mostrar a la persona en plenitud vital…

Acabamos de salir del garaje, charlamos animadamente y me dispongo a invadir el asfalto, en ese momento, yo pido un beso en la mejilla, ¿Por qué?, muy sencillo, había encontrado una pequeña excusa para pedir una muestra de cariño, fruto de una conversación en la que yo había cedido…

Mi cabeza: ¡Vista al frente !, ¿me das un beso en la mejilla?, giro ligeramente la cabeza hacia ella y lo primero que percibo es una reacción instantánea…, como cuando una niña le dicen que ha llegado el recreo y sale disparada al patio…, aún más.., una niña ilusionada, enrabietada de ilusión por haber encontrado su excusa; una orden convertida en "justa" antes por mí, así que, ¡perfecto!. Se produce la desinhibición total y esta rubia se acerca enérgicamente hacia mí, rápido, con una expresión de ansiosa, alegre ,vital, jubilosa.
Sus labios entran en contacto con mi mejilla y noto una presión decidida , sin ser excesiva, es la justa, la justa para expresar que ese beso quería ser dado…., y para completarlo…,  el beso dura un lapso de tiempo… largo, apurando hasta la última décima de segundo a partir de la cual, ese beso podía dejar de ser un beso espontáneo de recompensa, para pasar a otra clasificación…. no contemplada en aquella escena.

Gran momento….el vivido. Yo pedí un beso en la mejilla... y recibí mucho más de lo que esperaba. Fue una entrega, una ofrenda apasionada, jovial y alegre, fruto del cariño almacenado en el diván de la prudencia, el orgullo bien entendido y la dignidad del saber hacerse valer.

Los momentos bonitos y emocionantes en la vida, lo son en mayor intensidad cuando se producen después de haberlos ido fabricando con paciencia...,  con teson, y respeto al otro.

Nunca pensé que tan rutinaria salida "garajera" pudiera tornarse sublime..., ¿será que la vida puede ser tan bella como nosotros nos empeñemos que deba ser?. Seguiremos investigando...