le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

martes, 21 de mayo de 2013

Conversar.





De la misma manera que para que una historia de cine sea creíble  es necesario  que la existencia de la trama principal esté apoyada por subtramas que situadas en la periferia del conflicto fundamental  sean coherentes con aquella, dando sentido a la historia , para que una conversación sea un diálogo verdadero o fructífero es necesario que  aparejado al debate sobre el argumento esencial de la conversación, vaya de la mano la irrupción periódica de aquellas ideas, que no formando parte de la esencia del razonamiento , constituyen la llave para la evolución conjunta del pensamiento en dicha conversación.
El diálogo verdadero necesita de las frases o ideas puente; esto se produce cuando uno de los participantes complementa el razonamiento del otro introduciendo un elemento de razonamiento  a la cuestión que se esté tratando y que introduce un elemento nuevo, este elemento es el punto de enlace para la evolución de la conversación. En esto consiste saber conversar.
Se necesita el talento intelectivo de correlacionar temas, es la capacidad para contemplar todos los aspectos que inciden sobre un asunto o cuestión. La capacidad de correlacionar, de sacar a la luz toda la información que uno tiene sobre un tema tanto respecto a su esencia como a  todos los elementos circunstanciales que afectan esa esencia argumental. Lo que conduce a las frases puente son los elementos argumentales que están en la periferia del núcleo conversacional, éstos, son los que hacen derivar la conversación y hacer que evolucione.
En ocasiones, cuando conversamos con otra persona acerca de un tema y tenemos la impresión de estar espesos, torpes,  suele obedecer a que uno de los dos interlocutores no es capaz de sacar a la luz los elementos periféricos de la cuestión que se esté tratando, de manera que deviene el estancamiento de la conversación.
Estaríamos ante un caso de monologuismo, uno de los intervinientes expone su idea principal pero su interlocutor se va a limitar en centrarse en esa idea principal, para apoyarla o bien rebatirla, pero no aportará nada nuevo, ya que para que el razonamiento evolucione conjuntamente es necesario que el receptor haga un esfuerzo y trate de entender cuáles son los elementos periféricos o subtramas que bajo su punto de vista intervienen en la esencia de lo que el interlocutor trata de transmitirle.
Si este proceso no se produce periódicamente en la conversación, el diálogo habrá fracasado en el sentido de que ambos  interlocutores no han conseguido evolucionar en el pensamiento de forma conjunta, imposibilitando  así que se haya producido una conversación en toda la extensión del concepto.
Cuando este proceso de intercambio tiene no se completa cíclicamente en la conversación entre ambos, el diálogo en términos de evolución de pensamiento se termina y el emisor de la idea principal tiene la sensación de que él mismo está espeso y no es capaz de transmitir las ideas; lo cual es un espejismo, en el sentido de que no es responsable de tal parón intelectual, simplemente su interlocutor no introduce a debate cuestiones relacionadas que hagan derivar o profundizar la conversación.
En este sentido, es paradójico que cuando esto sucede, muy posiblemente el interlocutor que ha escuchado los argumentos del emisor piense honradamente que la conversación del emisor es carente de interés, hasta incluso el emisor al no ver que haya intercambio contempla su propio discurso como ridículo en la presencia de esa persona que le esta escuchando.
El mismo tema a tratar escuchado por personas diferentes puede llegar a tener un sentido muy pertinente, o..,en el peor de los casos ser absolutamente prescindible o convertirse en mediocre, lo cual hace que uno se pregunte si lo que quiere expresar no lo esté haciendo de forma correcta, generándose hacia sí un pequeño sentimiento de culpabilidad y  sensación de estar dando al receptor la impresión de querer hablar de ciertos temas o cosas forzadamente, temas que en realidad  a los ojos del interlocutor parecen que te son ajenos aunque quieras hablar de ellos.
Pues bien, a mi entender,  esta especie de cisma que se produce, dando por hecho que en esa conversación el grado de lucidez del emisor de la idea argumental sea suficiente, tiene como motivo principal la ausencia de esas frases puente que hagan entrar en juego los elementos periféricos que a juicio del receptor intervengan respecto a la argumentación principal que el emisor le está planteando. Si esto no se produce el diálogo termina, y necesariamente se pasa a otra conversación, sin agotar intelectualmente el tema que se planteaba, en realidad no se ha producido el dialogo, no ha habido conversación, el pensamiento no ha evolucionado de forma conjunta. Si el receptor de la idea es capaz de a su vez plantear nuevos elementos que tengan que ver con lo sustancial del argumento entonces se produce el milagro de la conexión entre los dos.
La gandeza de este intercambio estriba en que ambos, al percatarse de que el dialogo es fluido, mejoran inconscientemente su intuición debido a la emoción que les produce la fluidez en el intercambio, generándose así la predisposición psicológica más favorable para que cada interlocutor se siente relajado y empiece a generar nuevas ideas que ni él mismo sabía que tenía en su interior.., ése es precisamente el valor de un verdadero diálogo, la conversación como elemento catalizador del pensamiento conjunto.