Parece que la naturaleza no tiene
a bien juntar tipos de belleza, no
parece capaz de conjugar esas cualidades destacables en cada tipo de mujer, y ,
fundiéndose en un todo, mostrarse plena a los ojos del hombre.
Lo armonioso en un sentido
clásico, siempre ha obedecido a la justa proporción entre las cualidades de la
parte con respecto al todo.
El cuerpo de la mujer obedece a
diferentes proporciones, unas veces , la naturaleza nos muestra una mujer
curvilínea, rotunda, sensualmente expresiva en su movimiento a través
de la forma hecha curva, otras, se nos manifiesta como recta literal ,
expresión de la contención, de lo bello y lo sutil. Existen, asimismo, según el tipo de mujer, ciertos excesos o carencias en la forma que resultan armoniosos, hacen el conjunto más atractivo, puesto que en
el reino de la lo armonioso una excepción formal se hace joya, complementa, más
que distorsiona.
¿¿Existe esa presencia corpórea
que se hace plena, y turba al hombre por cuanto es excepción en la naturaleza,
potente adición de tipos bellezas diferentes, completándose para formar una sola,
suma de las anteriores, llegando a traspasar
la barrera de lo conocido, para generar un Tipo de mujer nuevo, excelsamente
bello??.
Es…, Irene:
Es recta y curva
Plano y esfera
Contención y exceso
Sutil y rotunda
Delicada y sensual
Espigada y con presencia
Si proyectaras su imagen y la
recorrieras con el fino rastro de un lápiz, empezarías recorriendo esas piernas
interminables, extremadamente extensas , delicadas ,en combinación con curvas
situadas en las fronteras entre recta y recta; un conjunto de recta-curva,
sutil y al mismo tiempo sensual. Al llegar
a la altura de la cintura, has de sacar punta al lápiz, para marcar certeramente
esas dos concavidades que forman simetría, separando visualmente las partes.
Puedes seguir subiendo, pero cuidado, porque el plano alberga a la curva, aparente
contradicción, y el reino de la abundancia
se hace presente sólo donde la naturaleza lo eligió. El trazo puede
entretenerse ahora en esa maravillosa identificación formal entre extremidades:
Extremidades estas, las superiores, en insultante
consonancia con las inferiores, curva y recta conviven milagrosamente sin lugar
a la distorsión, todo es excelso, elongado y presente, es, al mismo tiempo cercanamente
carnal, y distante por su precisión
visual.
Todo es aparentemente contradictorio
por la tradición entre tipos de belleza que nunca conviven en un mismo ser, una
contradicción hecha mito, por cuanto tiene de iniciador como belleza nueva, y
aglutinante.
Ya nos queda poco lápiz, esta mujer es alargada
y curvilínea, hemos gastado mucha mina
ante tanto recorrido, pero aún nos queda por recorrer su cuello, rostro y… una
extensión del todo, que es casi símbolo de su imagen.
Cuello fino y delicado, contenido
y muy pertinente. Entramos en el óvalo…, y digo óvalo , porque lo es. Sutil
elipse , enmarcada por unos ojos grandes, en los que , una vez más, se da la
multiplicidad de tipos, grandes y rasgados. Sonrisa complaciente, no es
excesiva ni generosa, es contenida, amable y bella.
Antes de terminar describiendo su
símbolo, he de pararme en su nariz, porque es en este lugar, donde lo que he
escrito más arriba tiene su refrendo; efectivamente, toda figura excelsa, bella
y cuasi perfecta puede albergar un exceso con respecto a la armonía del todo,
es su nariz, un elemento particular, que le confiere carácter, esa joya que he
mencionado por cuanto tiene de complemento y rasgo personal del individuo.
Aún nos queda algo de mina , pero
os tengo que decir que aunque nos quede solamente una parte por abordar,
necesitamos estrenar otro lápiz y afilar bien su punta.
Es esta parte, para mí, su símbolo.
Unos pensarán que son sus estilizadas piernas, otros las gráciles
proporciones de su figura, o la gracia de su rostro, pero todas ellas forman
parte del conjunto, del todo. Sólo existe una parte de sí que es apéndice: su
melena.
Es la melena ese complemento que
no es cuerpo; va con él, pero es autónomo. Las mujeres siempre inciden en que a
la hora de vestir son muy importantes los complementos, suele ser lo que más
diferencia a unas de otras, pues bien, este “complemento”, en Irene, tiene una
presencia tan arrolladora que es capaz , por sí, de liderar el ya competido
espacio espacio vital que le rodea.
Una melena abundante, sana,
rizada y lisa a la par; tan extensa, que se independiza de su cuerpo, tomando
relevancia y ser propios. Un color castaño por definición: ¡Qué más da el color
en el pelo de una mujer!, si tiene esa textura…, ese brillo, y ese dinamismo
vizaz que lo hace tan cambiante a cada gesto suyo, cuando lo maneja con su
mano.
Permítame conocer sus adentros, sin
acentos, sin urgencia, ya que sus veleidades visuales me son tan gratas, permítase
el permiso de concederse lo natural de una conversación, que provocará el fluir de la conexión entre las almas, sin propósito,
sin lugar al que llegar, simplemente por he hecho de la posibilidad de ser en
contraposición al no dejar: ser.