le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

jueves, 3 de octubre de 2013

La Recta y la Curva






Parece que la naturaleza no tiene a bien  juntar tipos de belleza, no parece capaz de conjugar esas cualidades destacables en cada tipo de mujer, y , fundiéndose en un todo, mostrarse plena a los ojos del hombre.


Lo armonioso en un sentido clásico, siempre ha obedecido a la justa proporción entre las cualidades de la parte con respecto al todo.


El cuerpo de la mujer obedece a diferentes proporciones, unas veces , la naturaleza nos muestra una mujer curvilínea,  rotunda,  sensualmente expresiva en su movimiento a través de la forma hecha curva, otras, se nos manifiesta como recta literal , expresión de la contención, de lo bello y lo sutil. Existen,  asimismo,  según el tipo de mujer,  ciertos excesos o carencias en la forma  que resultan armoniosos,  hacen el conjunto más atractivo, puesto que en el reino de la lo armonioso una excepción formal se hace joya, complementa, más que distorsiona.



¿¿Existe esa presencia corpórea que se hace plena, y turba al hombre por cuanto es excepción en la naturaleza, potente adición de tipos bellezas diferentes, completándose para formar una sola, suma de las  anteriores, llegando a traspasar la barrera de lo conocido, para generar un Tipo de mujer nuevo, excelsamente bello??.





Es…, Irene:



Es recta y curva


Plano y esfera


Contención y exceso


Sutil y rotunda


Delicada y sensual


Espigada y  con presencia





Si proyectaras su imagen y la recorrieras con el fino rastro  de un  lápiz, empezarías recorriendo esas piernas interminables, extremadamente extensas , delicadas ,en combinación con curvas situadas en las fronteras entre recta y recta; un conjunto de recta-curva, sutil y al mismo tiempo sensual.  Al llegar a la altura de la cintura, has de sacar punta al lápiz, para marcar certeramente esas dos concavidades que forman simetría, separando visualmente las partes. 

Puedes seguir subiendo, pero cuidado, porque el plano alberga a la curva, aparente contradicción,  y el reino de la abundancia se hace presente  sólo donde  la naturaleza lo eligió. El trazo puede entretenerse ahora en esa maravillosa identificación formal entre extremidades: Extremidades estas,  las superiores, en insultante consonancia con las inferiores, curva y recta conviven milagrosamente sin lugar a la distorsión, todo es excelso, elongado y presente, es, al mismo tiempo cercanamente carnal,  y distante por su precisión visual.


Todo es aparentemente contradictorio por la tradición entre tipos de belleza que nunca conviven en un mismo ser, una contradicción hecha mito, por cuanto tiene de iniciador como belleza nueva, y aglutinante.


Ya  nos queda poco lápiz, esta mujer es alargada y curvilínea,  hemos gastado mucha mina ante tanto recorrido, pero aún nos queda por recorrer su cuello, rostro y… una extensión del todo, que es casi símbolo de su imagen.


Cuello fino y delicado, contenido y muy pertinente. Entramos en el óvalo…, y digo óvalo , porque lo es. Sutil elipse , enmarcada por unos ojos grandes, en los que , una vez más, se da la multiplicidad de tipos, grandes y rasgados. Sonrisa complaciente, no es excesiva ni generosa, es contenida, amable y bella.


Antes de terminar describiendo su símbolo, he de pararme en su nariz, porque es en este lugar, donde lo que he escrito más arriba tiene su refrendo; efectivamente, toda figura excelsa, bella y cuasi perfecta puede albergar un exceso con respecto a la armonía del todo, es su nariz, un elemento particular, que le confiere carácter, esa joya que he mencionado por cuanto tiene de complemento y rasgo personal del individuo.


Aún nos queda algo de mina , pero os tengo que decir que aunque nos quede solamente una parte por abordar, necesitamos estrenar otro lápiz y afilar bien su punta.

Es esta parte, para mí, su símbolo. Unos pensarán que son sus estilizadas piernas, otros las  gráciles proporciones de su figura, o la gracia de su rostro, pero todas ellas forman parte del conjunto, del todo. Sólo existe una parte de sí que es apéndice: su melena.


Es la melena ese complemento que no es cuerpo; va con él, pero es autónomo. Las mujeres siempre inciden en que a la hora de vestir son muy importantes los complementos, suele ser lo que más diferencia a unas de otras, pues bien, este “complemento”, en Irene, tiene una presencia tan arrolladora que es capaz , por sí, de liderar el ya competido espacio espacio vital que le rodea.


Una melena abundante, sana, rizada y lisa a la par; tan extensa, que se independiza de su cuerpo, tomando relevancia y ser propios. Un color castaño por definición: ¡Qué más da el color en el pelo de una mujer!, si tiene esa textura…, ese brillo, y ese dinamismo vizaz que lo hace tan cambiante a cada gesto suyo, cuando lo maneja con su mano.



Permítame conocer sus adentros, sin acentos, sin urgencia, ya que sus veleidades visuales me son tan gratas, permítase el permiso de concederse lo natural de una conversación, que provocará el  fluir de la conexión entre las almas, sin propósito, sin lugar al que llegar, simplemente por he hecho de la posibilidad de ser en contraposición al  no dejar:  ser.