" Es bien sabido que un hombre arrastrado por la pasión, sobre todo si ya va entrado en años, se ciega por completo y es capaz de ver esperanza donde no hay ninguna; más aún, pierde el juicio y obra como un rapaz estúpido por inteligente que pueda ser"
El idiota, 1869 . Fiódor Dostoievski
Los hombres, a medida que van adentrándose en la edad madura, adquieren una estabilidad y dominio de sus propias vidas que contrasta con el incipiente aumento de la vulnerabilidad en ciertas capas inexploradas de su espíritu más sensible; es un estado dulce y peligroso, tendente a desatar pasiones desmedidas. Este aumento de la vulnerabilidad, positivo por cuanto le hace crecer como ser humano, tiene como origen, en parte, la pérdida paulatina de capacidades físicas y la disminución de la capacidad para atraer a la mujer e influir en ella. No son pocos los ejemplos en que hombres ya entrados en la cincuentena, caen enamorados perdidamente en manos de mujeres veinteañeras, comportándose como verdaderos peleles en algunas ocasiones, perdiendo su dignidad e incluso destruyendo matrimonios asentados. Es un estado que ha quedado reflejado en varias Películas. Me vienen a la mente dos grandes metrajes a este respecto:
La piel suave del director Francoise Truffaut
El último tango en Paris, de Bertolucci.