le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

martes, 27 de marzo de 2012

Reflexiones sobre Tiempo-existencia.

Nuestra realidad diaria nos impide sentir la inmensidad del momento vital, la importancia de nuestra existencia, del momento existente, del lapso de tiempo en que somos protagonistas de la escena en el mundo.
En nuestras vidas consideramos hechos trascendentes aquellos que marcan nuestro destino o condicionan nuestro camino en la evolución vital, normalmente, de la evolución de estos acontecimientos depende nuestra percepción a cerca de nuestra existencia y del valor que le damos a nuestra experiencia vital.
Todo aquello a lo que el ser humano está habituado es considerado normal, natural. Creo que se puede considerar como dramático el hecho de que el ser humano  tienda a no distinguir entre lo trascendente y lo intrascendente si ambos pueden enmarcarse dentro de la condición de habitualidad o normalidad.
Para un  estudiante Ir a la Universidad es habitual, ir a comer a un restaurante es habitual, hablar con un amigo es habitual, pero…, hay algo que  es lo más habitual que pueda darse durante  nuestra experiencia vital y es el hecho de nuestra propia existencia. Desde que nacemos, es el único hecho incontrovertible  que permanece inalterable, constante y habitual. Existimos, y esta sensación no varía hasta que nos morimos, es un concepto constante, existir es el hecho más habitual de nuestra existencia, todo lo demás va cambiando de más habitual a menos a habitual y viceversa.
Lo que nos es dado desde los inicios lo consideramos habitual, y lo que conseguimos por nosotros mismos  nos parece trascendente hasta que una situación se perpetúa en el tiempo y tiende a  convertirse  en costumbre.
Es la costumbre de vivir sin reflexionar la que nos da una sensación de normalidad sobre el hecho menos habitual que existe: existir.
Si el tener conciencia de que existir es un hecho único, singular, una vez asumido que se ha producido la existencia  creo que hay un nivel superior al que está supeditada:  la variable temporal, el tiempo.
Uno es o no es, existe o no existe en función de la magnitud tiempo.La misteriosa variable tiempo nos coloca en la andadura de la historia en algún lugar de este camino.
Relación causa-efecto: El “efecto” del existir depende de la causa “tiempo”, esta relación no es reversible,  primero se constituye el tiempo y después se da el hecho existencial.
Durante mi visita a la Alhambra con mis dos compañeros del equipo de Billar discurríamos por los espacios exteriores entre la imponente muralla y los diversos Palacios del complejo. Bajábamos unas escaleras cuando me vino a la mente la idea de lo absolutamente extraordinario que me parecía el hecho de que en aquél momento de la historia, quizá imbuido por saber que en aquel espacio había sido vivido por  otras personas con anterioridad, estábamos tres personas compartiendo el tiempo, el tiempo existencial, dentro de un espacio concreto, un lugar, compartíamos el espacio, pero también compartíamos el momento existencial,  coincidíamos.

La perplejidad absoluta me vino dada cuando reflexioné sobre lo infinitamente minúsculo que resultaba ese momento dentro de toda la historia del hombre, y que porqué precisamente habíamos coincidido tres seres humanos en ese momento vital compartido dentro de la maravillosa inmensidad de la historia de la existencia del hombre. Esta sensación de extraordinariedad se acrecentó al reflexionar sobre la cantidad de seres humanos que ha  existido con anterioridad , éstos, forman una gran ristra de  millones y millones de seres humanos sobre los que normalmente no pensamos jamás. Siempre se habla de la población mundial… viva, ¿porqué no se tiene en cuenta la población acumulada en la tierra de seres humanos que ha existido antes que nosotros?, de hecho, nuestra población actual es irrisoria en comparación con la población total acumulada.  A los muertos los denomino población mundial porque el hecho de que hayan existido en otro momento no les resta importancia, es más, al haber completado el ciclo existencial podría pensarse que están en una categoría superior ya que los que estamos vivos aún nos queda por vivir y experimentar, aun no hemos desaparecido. Relacionándolo con el concepto de entropía, sobre el cual de su fórmula  se deduce que a más sucesos acaecidos, mayor será la entropía, en termodinámica la entropía aumenta cuantos más intercambios de temperatura se producen. Apoyados de este concepto físico, los ya desaparecidos han contribuido más en el proceso de acumulación de sucesos, por lo tanto han contribuido más al proceso global.
La paradoja es que la absoluta normalidad que uno tiene al estar compartiendo el momento existencial con otra persona, en realidad es un hecho absolutamente extraordinario y nada habitual. Es la variable tiempo representada por nuestro momento vital lo que hace de un hecho minúsculo dentro de la historia un momento extraordinario, resulta muy atractiva la idea de saber que aunque la existencia individual del hombre sea efímera , mientras exista, es la protagonista única de toda la historia de la existencia: porque existe, es decir, cuando se existe se es todo y cuando se deja de existir no se es nada. Desde este punto de vista es absolutamente extraordinario el hecho existencial, pero lo que sea o deje de ser lo será no por sí mismo sino por la variable tiempo. Nosotros no tenemos sentido constitutivo autónomo, nuestro sentido o es pleno o es nulo , está supeditado a un orden superior: el tiempo.
Algo que no podemos descartar: 
Podríamos imaginarnos la historia de la existencia del hombre como una gran recta, una carretera de gran longitud sobre la que se van posando todas las existencias individuales, estas existencias individuales están en la carretera durante un tramo, un espacio, un lapso de tiempo existente. Bajo esta hipótesis cabe pensar que existen dos escalas de tiempo jerarquizadas:
El tiempo absoluto representado por la larga recta y el tiempo relativo representado por nuestro lapso de tiempo vivido. Nuestra costumbre  a interpretar en términos de analogía los fenómenos de jerarquía superior que se dan en la naturaleza nos llevaría a crear esta relación de analogía jerárquica entre el tiempo absoluto y el tiempo relativo.
El hecho existencial lleva asociado una referencia temporal, y la magnitud tiempo es jerárquicamente superior al hecho existencial. Se me antoja paradójico el pensar que el sentido  del concepto tiempo como “el transcurrir de los sucesos que acaecen”  es válido en tanto en cuanto hay consciencia de que el tiempo existe al producirse el hecho existencial. La existencia no es eterna y de ahí surge el concepto de temporalidad. Si la existencia fuera eterna no tendría sentido el concepto de tiempo, ya que el tiempo no sería un concepto necesario.
El concepto tiempo toma sentido para nosotros desde el momento que nuestra existencia surge y desaparece.  Si nuestra existencia fuera  persé,  el concepto tiempo tendería al infinito y desaparecería su sentido. No tendría porqué haber tenido un inicio y no tendría porqué tener un final.
Tendemos a descartar la posibilidad de que  el tiempo absoluto no tenga sentido definirlo, la variable tiempo es posible que no exista como concepto dentro una jerarquía superior en relación al tiempo existente.

Conclusión:

Estas reflexiones nos ayudan a enmarcarnos a nosotros mismos dentro de un posible todo a través de la reflexión acerca de la contextualización de nuestra existencia. Aunque pensemos que no tiene utilidad en sí  misma esta reflexión, creo que sí la tiene a la hora de ser conscientes de la posibilidad de que el fenómeno existencial es extraordinario debido a la cooordenada tiempo: "ahora",  y  otorguemos a nuestra vida un valor mayor, lo cual redundará con toda seguridad en la sensación de una vivencia -existente más intensa, más disfrutada.