le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

martes, 12 de marzo de 2013

El tiempo: "Muerte en Venecia", Luchino Visconti.








Un reloj de arena. ...Es curioso,  ahora me viene a la memoria que en casa de mis padres, también había uno de esos. El conducto a través del cual cae la arena es tan estrecho que aparentemente , el nivel  del vaso superior permanece igual, ...no cambia.
 
Sólo un buen rato después se da uno cuenta de que la arena ha ido cayendo,...grano a grano, inexorablemente,  hasta colmar el vaso inferior.
Entonces ya nada importa, ...se ha cumplido el tiempo, ...y no queda un minuto para pensar.


 
La escena  parte de la imagen del pianista tocando una melancólica melodía…, pero pronto nos daremos cuenta, a través de un  movimiento de cámara suave y constante,  de que este primer encuadre va a servir de apoyo al siguiente encuadre, es una introducción.

En el primer encuadre sólo se ve al pianista tocar, sin embargo, está mirando a algún sitio mientras toca. Esto ya es un detalle importante, le está brindando la música a Dirk Bogarde, que aparecerá posteriormente.  Con su música y su mirada, acompaña en el reflexionar de Dirk Bogarde. Después de esta breve introducción, la cámara empieza su movimiento lento en busca de no se sabe qué aún…, aunque casi al final del movimiento  Visconti muestra la Dirk Bogarde. Ahora el origen del movimiento de cámara tiene mayor sentido,  adquiriendo plenitud una vez aparace Dirk Bogarde en el nuevo encuadre.

Entre el primer encuadre y el segundo, el movimiento de cámara es lateral y hacia la izquierda. Al movimiento lateral se le suma  una ligera inclinación hacia arriba, una variación gradual de altura que logra encuadrar a Dirk Bogarde en la imagen final justo a mitad de altura del encuadre, pero situado a la izquierda de la composición, ya que cuando empieza a hablar hace mención a un reloj de arena que está situado en la parte derecha de ese mismo encuadre, por lo que inicialmente el encuadre sitúa a Dirk Bogarde y al reloj de arena en una situación  dentro del plano que podríamos calificar de equivalente o de equilibrio, aunque el mayor peso visual corresponde a la imagen del actor.
Posteriormente, cuando Dirk deriva su reflexión sobre el tiempo hacia la identificación  con el final de la vida, el director , va aumentando el zoom del encuadre, entonces el actor y el reloj llenan la pantalla.
La credibilidad del personaje es total, Dirk se encuentra resignado, como ensimismado, con la vista fija en ese reloj de arena que representa el tiempo que nos queda..
Dirk mira sin ver, su mirada se pierde en la desazón que le produce la trascendentalización del objeto  que tiene delante, es el tiempo. A cada frase que pronuncia, le sigue otra más profunda, con sus correspondientes pausas valorativas, hasta que finalmente, imbuido  en su propia abstracción y  navegando en un mar de pensamiento bucólico con el piano como base auditiva…., da paso a la frase final:

“Entonces ya nada importa, ...se ha cumplido el tiempo, ...y no queda un minuto para pensar.”

Se ha cumplido el tiempo…, parece como si le estuviera otorgando a la vida una dimensión de acto de obra de teatro, el tiempo se inicia, y al final, el tiempo se ha cumplido, el matiz que introduce esa expresión creo que tiene que ver con que de alguna manera, se te es concedido un tiempo para hacer lo que tengas que hacer en tu vida, por eso el tiempo cumple, y entonces, ya no puedes hacer nada más, es igual que cuando estás en un exámen y el profesor exclama: “se ha cumplido el tiempo”, y acto seguido, inexorablemente, el profesor recogerá los papeles de los alumnos y ya no podrás escribir más…, se acabó tu tiempo, ya no queda ni un minuto…, para pensar.

Ah!, y un último detalle!. Él, al final, de repente vuelve en sí, regresando de su estado absorto, para una vez recobrada la  conciencia hacer un gesto de resignación vital según le da una calada al cigarro de una gran maestría interpretativa, un colofón maravilloso a una escena  muy emotiva.