Hace ya más de un lustro que vislumbré su
atractiva silueta contoneándose por la palestra de una discoteca. “¡Mirad a esa rubia!”, exclamé a mis compañeros, algo diferente exhalaba
aquella muchacha, su frescura, su expresividad…., no en vano: ¡ Catira es su
cabellera!, no era rubia…., porque Venezuela nos la pario y Madrid ahora la disfruta.
Muchas tardes de agradables conversaciones
forjaron un conocimiento mutuo que ha ido generando una relación realmente
bonita, y digo conversar, que no es lo mismo que hablar. Esta chica escucha, y
opina, una suerte de intercambio en el que la conversación nos hace crecer a
los dos.
Si tuviera que mencionar un rasgo definitorio,
una palabra que vertebre sus cualidades, esta palabra sería: excepcional.
Sus cualidades van precedidas de esta
singularidad que otorga el ser excepcional: es excepcionalmente pasional,
excepcionalmente implicada, excepcionalmente fiel, excepcionalmente familiar….
Pero junto a la excepcionalidad que le
acompaña, una esencia es la que define su alma, y esa esencia que define a
Fabiana es el interés por sus semejantes, esa incondicionalidad hacia los que
le rodean, ese querer ayudar al prójimo de forma desinteresada, en definitiva,
una forma de ver la vida que aloja un buen corazón.
Fabiana; 27, 37, 47.., en tí es lo mismo, porque has
sabido hacer que los que estamos cerca de tí nos encontremos agusto, compartiendo tus fortalezas y tus debilidades,
porque no hay cualidad que forje más
apego de tus amigos hacia tí que ese barniz que acompaña cualquier acción que
desarrollas en tu vida: tu autenticidad.
Estás en Madrid y sientes Caracas, defiendes tu cosmopolitismo madrileño pero
veneras a tu familia , tus raíces. Te
deseo un fruto, pero no un fruto “Maduro” que esperemos se pudra sin poder servir de
envenado alimento a un pueblo confundido, te deseo que el árbol de la ilusión
traiga nuevos frutos que den a tu país el sitio que se merece en el Mundo por
la calidad humana de muchos de los que lo formáis.
FABIANA, bonito nombre: ¡¡¡Felices
27!!!,