le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

jueves, 12 de junio de 2014

Virtud y egoísmo, una misma cosa.



Es habitual últimamente - por increible que parezca -,  escuchar frases del estilo a:






"Sí, va a un voluntariado a Africa, pero lo hace por propio egoismo, por el placer que le produce, lo hace por sí mismo";de tal manera, que el voluntario en cuestión,  queda bajo el rastrero nivel de vestir una acción egoísta bajo acciones solidarias, y  el verdugo que la emite queda - en parte - exonerado de su sentimiento de culpabilidad , - ya que parece tenerlo - , tratando de  expíar su mala conciencia, impregnándola sobre el voluntario.


Bien; antes de seguir, es de vital importancia definir qué significa el egoismo, cómo se define, porque esta es uno de las razones por las que se produce mal entendido sobre el concepto de egoismo y su aplicación. No hay sólo un tipo de egoismo, podemos contemplar dos tipos y  son casi opuestos, podríamos asegurar.


Ya Aristóteles, en su Moral a Nicómaco , reflexiona sobre el concepto de egoismo, iluminándonos.


Lo primero que plantea Aristóteles es si sería mejor amarse a sí mismo con preferencia a todo lo demás, o por el contario, fuera mejor amar a otro; ordinariamente se censura a los que se aman excesivamente a sí mismos,  llamándoles egoistas,  como para sentirse avergonzados por ello.


En principio, el egoismo es un vocablo de censura y de injuria, se llama egoistas a los que se ceban en los goces groseros, y que solo piensan en sí mismos, Pero:





 [...Si un hombre se propusiese seguir constantemente la justicia con más exactitud que ninguna otra cosa, practicar la sabiduría o cualquiera otra virtud en un grado superior, en una palabra, que no pretendiese reivindicar para el otra cosa que el obrar bien, sería imposible llamarle egoísta, ni censurarle. Sin embargo, este sería tenido por más egoísta que los demás, puesto que se adjudica las cosas más bellas y mejores, y goza tan sólo de la parte más elevada de su ser, obedeciendo dócilmente a sus ordenes.Entonces,  quien debería pasar por egoísta en primer término es el que ama dentro de sí este principio dominante y sólo trata de satisfacerle.


En este concepto podría decirse, que el hombre de bien es el más egoísta de todos los hombres; pero este egoísmo es muy distinto de aquel a que se da un nombre injurioso. Este egoísmo noble supera en tanto al egoísmo vulgar, como vivir según la razón a vivir según la pasión; y tanto como desear el bien a desear loque parece útil.


Así todo el mundo acoge bien y alaba a los que se proponen elevarse por encima de sus conciudadanos practicando el bien. Si todos los hombres luchasen únicamente por la virtud y dirigieren siempre sus esfuerzos a practicarla, la comunidad entera vería en conjunto todas sus necesidades satisfechas; y cada individuo en particular poseería el mayor de los bienes, puesto que la virtud es el más precioso de todos. Se llegaría a deducir esta doble consecuencia: de una parte, que el hombre de bien debe ser egoísta, porque haciendo el bien, le resultará a la vez un gran provecho personal y servirá al mismo tiempo a los demás; y de otra, que el hombre malo no es egoísta, porque sólo conseguirá perjudicarse a sí y dañar al prójimo, siguiendo sus malas pasiones. Por consiguiente, en el hombre malo hay una discordia profunda entre lo que debe hacer y lo que hace, mientras que el hombre virtuoso sólo hace lo que debe hacer; porque toda inteligencia escoge siempre lo que es mejor para ella y el hombre de bien sólo obedece a la inteligencia y a la razón...]





Asi pues, finalmente,  Aristóteles nos lleva a la paradoja de que el hombre virtuoso -hacedor del  bien ajeno - ,  obtiene un gran provecho personal, y que éste,  es el hombre realmente egoista,  -elevádamente egoista -,  por lo que el significado del concepto de egoismo queda traspuesto totalmente al que popularmente se le otorga. No obstante, para que no haya confusiones, propongo que de ahora en adelante, a este tipo de egositas se les denomine "virtuosos", "los virtuosos del saber vivir".


Es  por el contrario, el egoista en un concepto tradicional actual, un ser que no es egoista de forma elevada,  es incapaz de vislumbrar la virtud, y sólo se verá arrastrado a perjudicarse a sí mismo con las malas pasiones, y la acción de estas últimas, no beneficia al bien común.

En definitiva, el hombre egoista es aquel que sabe alinear sus propios intereses con los del bien común, y el no egoista para Aristóteles, - o egoista mundano paranosotros- , sufre una disgresión entre lo que quiere hacer y lo que debe hacer; el bien  común.

Estos seres que critican a los que son virtuosos, o al menos los ponen en tela de juicio, han de saber que en el fondo su comentario deja entrever cierta conciencia ingenua acerca de formar parte del otro grupo al que alude Aristóteles...., y como tales, juzgan desde las malas pasiones para juzgar al virtuoso, craso error.

Así que, yo les diría a estas personas que ven un  acto egoista en las personas que van como voluntarios : QUE TIENEN RAZON, estos voluntarios son egoistas, porque son lo sufucientemente virtuosos para haber sabido alinear su interes con el del bien común, es decir, alinear lo que quieren hacer con lo que deben hacer, y que por supuesto que lo hacen por ellos mismos..., pero tambien por los demas, y esta es una cualidad innata en el ser humano virtuoso, pero es mejorable también a traves del cultivo de la razón.



Una excepción: el exhibicionismo.

Pero como en toda teoria, incluiría una excepción que confirma la regla, y esta es la inmanente a un factor que Aristóteles me imagino no podía prever. En esta sociedad nuestra de la imagen por la imagen, de ser lo que aparentas ser,  tiene cabida una mala pasión que se ha colado en el mundo de los virtuosos; son aquellos que practicando una suerte de virtud en su forma de actuar, no pueden reprimir recurrir al exhibicionismo de esta, cayendo en la superficialidad o ligereza de pregonar a los cuatro vientos su condición de hacerdor del bien, comunicándolo a todo bicho viviente con autoregocido, cuando no con autosuficiencia, manifestando algún tipo de instinto de superioridad sobre el pobre interlocutor.  


Creo que son estos casos, - en franco crecimiento estadistico -, los que provocan que algunas personas reaccionen cuestionando su virtud, llamándoles egoistas en el sentido mundano del término, pero probablemente, estén expresando mal lo que estan sintiendo como un exhibicionismo, pero lo achacan a un interés sobre las malas pasiones del egoismo, por ignorancia.



Vendría muy bien a estos virtuosos exhibicionistas recordarles que:



" la pobreza no se cuenta, se vive", 



(Frase que pronuncia una virtuosa - sin duda- monja en la exitosa película " la grand Belleza ", 2013, de Paolo Sorrentino)