le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Don, por mandato natural




Contabilizaba este amigo mío 4 citas con aquella muchacha morena con grandes ojos de tonos avellanados, -decía   el - , mientras un dulce gesto de admiración poblaba su faz.
Incrédulo de sí mismo, narraba los cuatro encuentros que hasta el momento había tenido  con la gratificante sensación de que le parecía haberla conocido desde siempre, pues sólo ya con los paseos que ambos realizaban notaba como si hubiera caminado junto a ella desde pequeños,  y quizás,  para siempre ya.  Me emocionaba  la ilusión con que mi  amigo relataba las diferentes situaciones que había vivido con esta mujer, con la que sin duda parecía haber tenido un flechazo; son ese tipo de situaciones que desembocan en un reconocimiento mutuo de abrumadora intensidad, hasta tal punto que ya nada hace falta añadir para reafirmar la gran unión que se ha producido entre dos almas. Simplemente ha pasado, y ambos lo saben perfectamente.

Después de unos minutos escuchando sus relatos de  apasionada vehemencia, logró  sugestionarme, suscitando en mí  un pequeño pensamiento. Le interrumpí ; le dije, ¿te das cuenta de cómo estás hablando?.   Querido amigo, un don te ha sido ofrecido por la naturaleza,  su capricho ha decidido que te enamores apasionadamente, y que sientas en tu interior amor intenso, un amor irracional  hacia tu esbelta mujer de ojos  grandes y tonos avellanados.  ¿Qué has sacrificado para que este  momento de unión amorosa entre almas haya tenido lugar?.

Cuan diferente resulta el  amor irracional respecto a todos los demás órdenes de nuestras vidas;  todo cuanto conseguimos o ambicionamos está sujeto, en la mayoría de ocasiones, a un gran esfuerzo personal, a la disciplina y a la perseverancia, ni si quiera así nos es garantizado el éxito. La consecución del objetivo o metas vitales que uno se va trazando con el objeto de dibujar su propia vida  en muchos casos es un reguero de esfuerzo personal.
El amor irracional es así,  no pertenece a la esfera del  la vida real, es, por contraste, -sin duda-,  el mayor don o riqueza que le puede a uno ser dado, y te es dado por nada, simplemente porque el amor así lo ha querido. Tanto por tan poco.  

Recibir algo tan grande como un flechazo amoroso sin haber sacrificado nada para ello,  fue resultado de un caprichoso  don inconsciente  para la ubicuidad,  que le llevo a encontrarse con ella, -en realidad por absoluto  azar-, al salir de visitar un edificio de viviendas donde estaba valorando vivir en alquiler; ella pensaba que era el cliente con el que había quedado para visitar el edificio, pues se dedicaba a ser comercial en una empresa inmobiliaria.


Ella lo abordó. Mi amigo le dijo que no era Jorge,  pero  sí,  casualmente acababa de ver una vivienda en el edificio para alquilar.