le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Proust.




Y cuando llegó la hora del correo, me dije como todas las noches; me dirá que no ha dejado de quererme ni un momento, explicándome la razones que haya tenido para ocultármelo hasta aquí, y por qué ha fingido que se alegraba de no verme, y cual motivo tuvo para adoptar la apariencia de la Gilberta camarada de juego.
Todas las noches me complacía en imaginarme la carta esa; se me figuraba que la estaba leyendo, me la recitaba frase a frase. De pronto me paré, asustado. Acababa de ocurrírseme que si tenia carta de Gilberta no podía ser aquella que yo me recitaba, porque esa era una invención mía. y desde entonces procuré desviar mi pensamiento de las palabras que me habría gustado que me escribiera, temeroso de que esas frases, que eran cabalmente las más deseadas, las más queridas de todas, se vieran excluidas del campo de las realizaciones posibles, por haberlas enunciado yo. Y si,  con inverosímil coincidencia, esa carta que yo había compuesto hubiera sido la que Gilberta me escribiera, el reconocer mi propia obra, no habría tenido la impresión de recibir una cosa que no salía de mí, real, nueva, una dicha exterior a mi espíritu, independiente d mi voluntad, don verdadero del amor.

Marcel Proust. 

En busca del tiempo perdido. Por el camino de Swann.


Este párrafo puede servir como ejemplo de otros. Proust, manifiesta un deseo,  para una vez se ha regocijado en la posibilidad de su consecución, súbitamente, llega al punto de colmatación sensible,  por la cual, la consideración de alcanzar dicho anhelo, le produce vértigo. Y encuentra cierto regocijo masoquista  en dicho temor; con la particularidad, - en el caso que presento- ,  de que si el deseo coincide no sólo en el fondo,  sino sobretodo en la forma de las palabras que Gilberta exprese para reconocer su hasta entonces fingida indiferencia, no será cosa otra que el reflejo de sí mismo, con lo que da una vuelta de tuerca más para incidir en la condición independiente del amor con respecto al individuo, y que sus deseos no son más que divagaciones de un alma deseoso de ser amado, pero en el que el amor no ha elegido morar.