¿Qué puede haber más atractivo
que una mujer bella leyendo?. Joyas solitarias que se encuentran en número muy reducido diseminadas por las
terrazas de Madrid; si tienes suerte, puedes dar con una de estas musas que aúnan belleza y
espíritu intelectual en una sola dama.
No les importa estar solas en una
terraza; disfrutan cultivándose sin más compañía que su cerveza y un libro. Sus
posturas son de lo más femeninas, sin
caer en melindrosidad alguna o afectación, nunca son vulgares. Alternan espacios de tiempo en quietud total ,
concentración o ensimismamiento lector, con suaves y elegantes gestos para recolocarse
en la silla, desprendiendo sensibilidad gestual; la manera en que pasan las hojas con inusitada delicadeza, sensibilidad que a buen seguro extienden al resto de sus
acciones y pensamientos; buena prueba de
ello es usar parte de su tiempo para la lectura.
Manifiesto la irremediable
atracción que siento ante una mujer de esta naturaleza independiente, femenina
y cultivada; resumen de lo que hoy en día es excepción. Son las Madame du Châtelet
del siglo XXI, sólo que sin salones de
tertulias ni Voltaire que las complemente. El lujo reside en ellas a través de su elección vital,
dejando a un lado lo superfluo del poseer materialista.
Son las heroínas contemporáneas de
una cultura y civilización perdidas, de esa ilustración que fue el cenit de una
postura vital orientada al gusto por las artes, la cultura y una mentalidad
aperturista, sumado a una curiosidad constante hacia el saber.
Pues bien; aunque son difíciles de encontrar, existen.
Prueba de ello son las fotografías de esta bella y atractiva lectora, que fumaba con la autoridad y
estilo de una actriz de Hollywood de los años 50…., y mesaba su larga melena rubia de diferentes maneras como si a cada
gesto estuviera hablando sobre lo que cada párrafo le inspirara...