le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

jueves, 2 de octubre de 2014

Albert Camus se asoma.









Buceando por internet, se me presentó esta imagen que desconocía. Me llamó poderosamente la atención porque la primera visualización fue en pequeñito; quiero decir que, si hubiera visto esta foto en grande, quizás el primer vistazo no me hubiera impresionado tanto ya que mi vista podría haberse distraído mirando otras partes secundarias de la composición de esta foto, como los detalles de los edificios etc. Así pues, qué importante es la escala, no sólo en el arte de la arquitectura, sino en cualquier arte visual dado que la relación entre la capacidad de la vista del hombre como referencia y la distancia a la obra en relación a aquella, propiamente varía el significado de la misma, o la cualidad de expresar o suscitar lecturas diferentes de una misma obra.  En referencia a la capacidad de la escala para cambiar los significados de una misma imagen, tenemos en el cine una obra que es referencia en la reflexión sobre esta cualidad, la película es Blow Up, del excepcional Antonioni.


Quizás desde hace unos meses que, de repente, veo una fotografía y se produce en mí una certeza. Es una especie de revelación de interés, me llama tanto la atención que súbitamente sé que esa fotografía tiene un significado especial para mí;  no se trata de que me guste, sino de algo más interno. Tengo la certeza de que esa foto transmite algo singular con lo que conecto y siento la serenidad de esta certeza; es como si la foto me hubiera encontrado a mí, o yo a la foto, como cuando alguna vez una mujer y un hombre se miran por primera vez y  hay una conexión de reconocimiento mutuo que provoca una cesión de confianza recíproca instantánea y total; uno empieza la conversación y a los pocos segundos le has entregado toda la confianza a esa mujer, y ella a ti, y se produce ese milagrito del encontrarse.


Roland Barthes describía aquello que le llamaba la atención de una fotografía como el punctum. Este término viene a significar aquel aspecto de la fotografía que ha conectado con el observador y da significado pleno al conjunto.


En aquel primer vistazo, - que suele ser el más elocuente para uno mismo - , mi punctum se centró en una visión muy clara de que tenía ante mí el concepto de límite espacial del peto reafirmado por la presencia del personaje en ese punto de la composición, así,  personaje y límite reflejan un estado excepcional: si el personaje se sitúa en un límite geométrico – espacial de la composición, automáticamente queda absorbido por aquel, y pasa a transmitir un estado de intensidad. En este caso, el personaje,  - para mayor turbación - , mantiene una actitud ambigua que se sitúa entre el pensamiento reflexivo y la mirada curiosa a alguna situación que tiene lugar en la calle.  Sostiene un cigarro como gesto de cotidianidad, pero por otro lado podemos ver la intensidad de su mirada, que no sólo muestra interés, sino un tipo de reflexión característica de una actitud entre contemplativa y meditabunda.


La riqueza de su pose y actitud es excepcional. Obsérvese como la anchura de la albardilla sobre la que nuestro personaje se apoya tiene  la misma presencia en términos de escala relativa con respecto al ancho de la calle; Albert Camus, se encuentra situado literalmente encima de una albardilla,  que es también una calle por traslación, y aquí tenemos otra metáfora que nos brinda la composición. Soy de la convicción de que la emoción que nos suscita una fotografía o una pintura – una obra de arte visual - viene determinada por una serie de variables de este tipo, la cuales, a menudo quedan sin identificar.


La situación de observador del entorno  desde un punto en lo alto incide sobre la capacidad del personaje para observar lo que le rodea; una situación superioridad que contrasta con el entorno nada ampuloso; no se hace necesario establecer un contexto rico en significados que lo refuercen; la calle y la terraza son de los más corrientes y ordinarias, pero no deja de estar en un balcón, encima de todos…. 


¿Y el libro?; más bien parece un cuaderno de apuntes, y sospecho que el fotógrafo quería verlo ahí..., pero no hacia falta,  ¿ verdad Albert?.