Bajo un primer análisis,
podríamos pensar que aquel individuo que es capaz de gobernar su libertad de
acción, transformando su entorno según su gusto u objetivos personales, es un
individuo cuya conciencia personal de identidad es muy marcada, pues ha logrado
hacerse a sí mismo aplicando su inteligencia para manipular en la medida de lo
posible la contingencia del devenir en
una vida; es en la contingencia, y en la
intervención repetida y metódica que el individuo activo ejerce sobre el hecho
contingente, la llamada sobre el hecho contigente, donde a mi entender , tiene su origen una paradoja.
Aquella persona que esté muy
atenta a lo que le rodea, y trate de cambiarlo;
en el mismo hecho de su acción y
consecuente cambio de las condiciones de su entorno, se produce, paralelamente a la reafirmación de su identidad,
un aumento del fenómeno causa-efecto, es decir , la intervención de nuevas
circunstancias que son llamadas en número exponencial a raíz de su acción primera de manipulación; desde la primera acción
manipuladora del entorno, innumerables nuevas caminos que proceden de otras
cadenas de causa efecto que en lo único
que redundan al final, es en atraer hacia el individuo tal cantidad de
circunstancias nuevas que el portagonista no puede controlar, pues le
trasciende en tanto que él no puede decidir de donde vienen esas nuevas
circunstancias que han sido llamadas coyunturalmente , aparejadas a las que el
ha manipulado conscientemente.
En realidad , es claro que aquellas personas que viven muchas cosas , que viajan , son más cultas y más desarrolladas , pero el concepto de identidad al que quiero referirme trabajaría a otro nivel. En la identidad, como el resultado de toda esta contingencia gigantesca que uno mismo provoca constantemente , lo único que consigues es afianzar más y más que tu identidad es el resultado de más y más contingencias sobre las que tu tomas tu propia decisión... en cada momento , pero esa aparente libertad de elección esta condicionada en el fondo por muchas más circunstancias que tu no decides y que te trascienden; esa es la clave .
Al individuo que hace pocas cosas, las circunstancias le trascienden menos y en su capacidad de decisión sobre sus pocos actos , su criterio es mayor en porcentaje al número de circunstancias que están implicadas en la decisión a tomar, están implicadas pocas circunstancias en una vida sencilla, por lo que estas ( las circunstancias ) tiene menos capacidad de influirte a ti, de superarte y de moldearte.
Quizas sea por ello por lo que tradicionalmente se ha asegurado que una vida sencilla en el campo, alejado de las ciudades y por ende de la contingencia constante, sea una vida más auténtica y verdadera en el sentido de que nuestra capacidad de manejar las escasas circunstancias que nos inciden es mayor, por lo que muestra identidad se habrá visto menos influida por el exterior.