George Orwell, durante su periplo sin blanca por las calles de Londres, terminó trabando amistad con Bozo, un mendigo y pintor callejero, que le hizo la siguiente reflexión:
--Si tienes una educación, da igual que pases el resto de la vida en la calle.
--Pues yo he comprobado justo lo contrario--respondí--Por lo que he visto, cuando le quitas a un hombre su dinero ya no sirve para nada
-- No , no tiene por qué ser así. Si te lo propones, puedes vivir igual seas pobre o rico. Puedes seguir con tus libros y con tus ideas. No tienes más que decirte: "Aquí dentro soy libre" -- se tocó la frente con el dedo-- , y todo irá bien.