Tras de ti, levitando sobre un manto jaspeado de copas verde olivina: la torre - el icono de París , el deseo del
mundo - , porque aquello que no tiene función propia y tiene tal majestuosidad,
puede ser el deseo proyectado en símbolo personal del que la admire.
Tú, te interpones , te presentas ante nosotros con el debido respeto al monumento; estabas con la torre, pero súbitamente, me prestas atención a mí que estoy centrado en esa mirada que me impacta por su contención dentro de su descaro, por su osadía dentro de la dulzura que contiene, y de ese… “me acabo de dar cuenta de que me estabas mirando a mí, aunque esté en la proyección hacia la vista de ella, la torre”.
Tú, te interpones , te presentas ante nosotros con el debido respeto al monumento; estabas con la torre, pero súbitamente, me prestas atención a mí que estoy centrado en esa mirada que me impacta por su contención dentro de su descaro, por su osadía dentro de la dulzura que contiene, y de ese… “me acabo de dar cuenta de que me estabas mirando a mí, aunque esté en la proyección hacia la vista de ella, la torre”.
Yo te diría: "sí, te estaba mirando a ti" ; que tu textura no
puede ser más apropiada para combatir ese símbolo de trazos metálicos de color
uniforme; ante un plomizo gris estructural, tú contrapones
una textura vaporosa tentadoramente orgánica, pero todo tu cuerpo guarda en sí
una analogía entre los trazos sugeridos por los pliegues en vuelo de tu falda
continuados por los tirantes que arropan tus hombros y los interminables trazos
metálicos de la piezas que definen las aristas del cuerpo de la torre.
Así que, Te rebelas por el lado
de la textura, pero te yergues sumisa continuando de forma sutil la geometría estructural de la
torre.
Sólo me queda acercarme a tí y participar con mi mano ante la tentadora idea de averiguar si todo ese sistema textil al que das juego con tu grácil y espontánea postura pudiera verse desmantelado con el solo gesto de tirar de ese lazo capital en la unión entre el final de tu espalda y en principio de tu cintura…; un gesto que pudiera revelarnos que - al fin y al cabo- , aunque la torre Eiffel es lo que cada uno quiera que sea y por eso se ha convertido en un icono mundial, no deja de ser transparente; y que tú, nos haces soñar mucho más pues :
"No hay mayor potencial creador para la imaginación que un vestido bien puesto sobre la mujer adecuada, mucho más inspirador que el evidente deseo satisfecho de la vista a través de los hierros de esta maravillosa torre"
Sólo me queda acercarme a tí y participar con mi mano ante la tentadora idea de averiguar si todo ese sistema textil al que das juego con tu grácil y espontánea postura pudiera verse desmantelado con el solo gesto de tirar de ese lazo capital en la unión entre el final de tu espalda y en principio de tu cintura…; un gesto que pudiera revelarnos que - al fin y al cabo- , aunque la torre Eiffel es lo que cada uno quiera que sea y por eso se ha convertido en un icono mundial, no deja de ser transparente; y que tú, nos haces soñar mucho más pues :
"No hay mayor potencial creador para la imaginación que un vestido bien puesto sobre la mujer adecuada, mucho más inspirador que el evidente deseo satisfecho de la vista a través de los hierros de esta maravillosa torre"