“…Os quiero decir a todos , -los que me conocéis ya lo sabéis y los que
no, os lo digo ahora -, que soy una persona muy sensible. “
Nos miraste a la altura del plano
de nuestros ojos, como hacen los que nada esconden. Sentí prepotencia ,
desparpajo y sensualidad en aquel acto emotivo; una declaración sincera y algo descarada, por
cuanto algunos éramos desconocidos para ti, aunque estábamos en tu casa.
Tú ya tienes tu niño. Ya nació en
ti, hace tiempo. Lo arropas con tus brazos y lo sientes en tu corazón, apretándolo contra tu pecho. Tu
bien nacido es madera horadada y resonante poblada por cuerdas paralelas que tornas
tersas por el tacto sutil y deslizante de tus yemas.
Raptas mi conciencia, me seduces con cada mirada de mujer artista a golpe de fado; tienes la delicada calidez portuguesa, la sensibilidad femeninamente sofisticada de la elegante sensualidad francesa; desprendes pasión española, torrente de verdad y vida; eres todo al mismo tiempo, y sobre todo: Mujer.
Ayyyy… , ¡cuántas personas! , ¡cuántos
ciudadanos nos rodean!, pero qué pocos son hombres, y cuan poco numerosas son las mujeres
con las que tenemos la suerte de cruzarnos.
Eres de ojos curiosos , mirada atenta e inteligente; distraída de sí misma y entregada al mirar del otro, a la atención por el prójimo. Qué razón tenía Aristóteles al señalar como virtuoso a aquel que sabe alinear sus propios intereses con el de la sociedad, - certero camino hacia la felicidad - , despojándose de la condición egoísta inserta en el ser humano, víctima de las bajas pasiones.
Tu melena es algo salvaje, algo
graciosa , algo cursi, algo dinámica ; es simplemente tuya, fiel reflejo de un carácter
rebelde dentro de un corazón noble y auténtico, que se mira ahora al vientre y
encuentra otra guitarra nueva, otro ser que va a nacer y que ya ha escuchado
tus canciones.
Nuevas músicas; nuevas noches de luz llenarán tu salón de cuatro grandes ventanales rasgados, y a cada nota tuya, ese nuevo ser se prepara para ser recibido por esta gran habitación desordenada y bella que es la vida, ya con el amor en su sonrisa.
Nuevas músicas; nuevas noches de luz llenarán tu salón de cuatro grandes ventanales rasgados, y a cada nota tuya, ese nuevo ser se prepara para ser recibido por esta gran habitación desordenada y bella que es la vida, ya con el amor en su sonrisa.