le feu follet

le feu follet
"Hay momentos de la existencia en que el tiempo
y la extensión son más profundos y el sentimiento
de la existencia parece inmensamente aumentado".


Charles Baudelaire.

lunes, 26 de noviembre de 2012

El valor de la imagen.




 

Cuando una imagen sintetiza un sentimiento, se pone de manifiesto una de las cualidades humanas más elevadas.
Una mañana de martes tenía lugar en el colegio de médicos de Madrid un concierto de cámara con 8 músicos; las estaciones de Vivaldi era el programa,  y un solista de 14 años que es considerado ya un genio…era el homenajeado, el protagonista del acto.
Era mañana de martes si…, ¿Por qué habría de ir yo un martes por la mañana a un concierto de música clásica?, todo estaba en contra de mi presencia allí…, al menos a priori, día de trabajo.., por la mañana …
Sin embargo, llevaba unos días asistiendo a conferencias y me encontraba inmerso en esa nube cultural que te instala en un estado de sensibilidad especial, que te influye  y te incita en ése ánimo de necesidad de recibir, de percibir más, un ánimo perceptivo.
Esa inercia me llevó a organizarme bien la mañana y trabajar intensamente para poder estar liberado a eso de las 12. Llegó la hora de partir hacia el teatro y salí raudo hacia allí con mi coche.  Mi distracción urbana favorita; esa ventana para mirar Madrid y sus calles, sus personas, y poder desde la calma de la cara interna del cristal, observar y dar juicio a lo que veo, juicio y emoción.
Estaba ya fuera casi de tiempo, había atasco y cuando empecé a buscar aparcamiento sólo quedaban unos pocos minutos para que empezara el concierto…, otra vez vino a mi mente esa suerte especial que tengo con el aparcamiento, es llegar al sitio y ahí suele estar “el sitito”…, pero esta vez, a la primera vuelta a la manzana, se resistía,.., ¡pero ete aquí!, de repente un pequeño sitio, una placita, y casi al lado de la puerta, un pequeño milagro del destino que a menudo se interpone entre mi coche y esos pequeños espacios entre vehículos…
Entré en el edificio y después de dudar sobre el camino a escoger hacia el concierto, recibí una espontánea indicación del conserje: ¡ por ahí, al fondo!. Empecé a penetrar en los pasillos del edificio y atravesé un patio, había varios opciones para seguir…, pero súbitamente se escucho la música proveniente de la sala.., ¡el concierto había empezado!.
Me deje llevar por el rastro sonoro y con algunas dudas iniciales, terminé desembocando en una gran puerta que podía ser el acceso…, o no,… Ante la posibilidad de abrir la puerta equivocada e irrumpir en el escenario, pues parecía que la música salía de esa puerta, me mantuve estático.., sin saber que hacer.
Otra vez el destino me ayudó y de una puerta lateral salió un viejecito al cual le pregunté: ¿se puede entrar?, el me contesto: por supuesto, y allí que penetre….
La primera imagen fue IMPACTANTE, tanto por la majestuosidad de la sala como por lo inesperado de esa arquitectura tan solemne, un maravilloso teatro de gradas semicirculares que envolvía el escenario, el tamaño del teatro era perfecto, un tamaño familiar, perfecto para conciertos de cámara.
Traté de ser prudente y me situé cerca de la puerta por donde había entrado, quedando en un lateral de la grada, conforme pasaba el tiempo e iba tomando confianza con aquello que me rodeaba.., iba reforzando el la  irremediable tentación de situarme en la parte central del semicírculo.. para poder percibir la sala y a los músicos de la manera más plena.
Aproveche un parón entre movimientos y ahí que me lancé, me situé en un punto intermedio de altura de la grada, y en todo el centro, ahora sí...,  me relajé,  y empecé a captar todo aquella maravillosa música que sonaba tan cercana a 8 metros de distancia, sintiendo al tiempo aquel volumen de aire que llenaba la cavidad acústica de la sala, sentía el gran muro frontal del escenario y la piel semicilíndrica que lo cerraba. A menudo en Arquitectura nos complicamos con extrañas superficies que conforman espacios, pero es sabido que la utilización de formas geométricas básicas y rotundas son fácilmente perceptibles por el individuo y son más aprehensibles, de manera que la influencia de su geometría crea efectos más intensos y más clarividentes en el mensaje sensible hacia el observador.
Jorge me había comentado que irían dos amigas suyas a ver el concierto; a verle a él…Yo no veía a ninguna pareja de chicas en la grada, hasta que de repente entraron dos chicas por la misma puerta lateral que yo había utilizado y ocuparon desplazándose con sigilo un par de  asientos libres que estaban en la misma zona donde yo me senté al principio.
Me di cuenta de que eran sus amigas cuando a una de ellas, la rubia, puede observarla buscando con la mirada a Jorge de entre los ocho músicos hasta que sonrió con sorpresa y le dijo a su amiga: ¡ahí esta!.  No había duda, eran ellas.
Me dispuse a seguir disfrutando del concierto sin dejar de estar atento a las reacciones de esas chicas, en aquel momento yo era un espía de reacciones, un desconocido con información privilegiada, dispuesto a aprovechar mi excepcional condición de observador anónimo.
Estaba claro que la rubia era la amiga de Jorge, tras un primer análisis superficial de los físicos de las dos, me centré en la otra, que casualmente se situó del lado desde el que las veía, yo estaba situado unas gradas más arriba, y podía ver su rostro en escorzo con total detenimiento, sin temor a que mi atenta mirada fuera sentida.
La imagen:
Empecé a perder interés en centrarme en la música, para ahondar en la observación de aquella chica; qué facciones…., unos rasgos marcados, pero nada viriles, al contrario, muy delicados, con gracia. Un perfil estilizado en el rostro; analizados uno a uno, todas los rasgos de su cara me eran muy armoniosos y agradables. La boca grande; una generosa sonrisa, nariz griega, y ojos grandes pero ligeramente rasgados.
El efecto llegó a ser turbador una vez asimilé la melena que portaba: Un Melenón castaño, un pelo perfectamente mimado y larguísimo que no perdía su empaque desde el principio de su recorrido hasta la misma punta final en su extremo…, se notaba claramente que era un signo de su personalidad, de su identidad, y así que lo movía, con estilo y sin afectación.
Pero una mujer no es nada, al menos para mí, sin su expresión.  La gestualidad facial y corporal es el universo en movimiento de las partes integrantes de la armonía. Existe  la armonía de las partes con el todo; de su pertinente ubicuidad, esta armonía, sumada la armonía de las proporciones constituye una cara,   pero existe otra armonía que es la que te cautiva, la que hace que vibres…, es la armonía  de la expresión; la armonía en la expresión es aquella que te evoca el interior de la persona. De todas las armonías que he mencionado, esta última es la más subjetiva.
Qué cantidad de gestos cálidamente suaves, sin afectación, carentes de toda melindrosidad. Armonía en estado puro, qué forma de mirar al escenario, una expresión de serenidad, hasta transmitía bondad en su rostro, transmitía gracia , una vivacidad delicada, en definitiva: un encanto en la expresión que no te deja quitarle la mirada porque sabes que a cada segundo que pases mirándola vas a recibir más y más…
Podría seguir con la descripción, pero creo que lo que he escrito hasta ahora es suficiente para poder transmitir la idea que quiero mostrar:
Pocas veces en la vida se producen estas situaciones, han de confluir varios factores que actuando conjuntamente en un breve espacio de tiempo, logran el milagro, una especie de milagro de la conquista del cerebro humano: el nacimiento del sentimiento.
Todo este batiburrillo de sensaciones intensas empaquetadas en pocos minutos de interacción de los sentidos, tal torrente de armoniosidad, genera una turbación tan grande que todo ello desemboca en : "la imagen", una imagen que resume un sentimiento que sin uno darse cuanta acaba de nacer, sentimiento que en algunos casos ha bastado para que una persona se enamore de otra, por eso debe ser que muchas veces el enamoramiento es considerado algo tan aparentemente irracional, porque hay veces que surge de una simple imagen, pero es que esa aparente imagen es el resumen de toda la idea, una idea que nos resume la esencia de lo que la otra persona es.