Me siento, a veces, en un lugar aislado,
sobre una orilla, a lomos del estanque.
Allí, cuando se muestra el mediodía,
el sol dibuja su tranquila imagen,
ni yerba, ni hojas las conmueve el viento,
ni la onda se encrespa y la cigarra
no canta, ni en la rama se oye al pájaro,
ni vuela la mariposa, ni se oye,
ni se ve un movimiento.
Plena tranquilidad la de la orilla;
donde sentado, inmovil; de mí mismo,
y del mundo me olvido, y yacen libres
mis miembros y no existe ya el espiritu
que los conmueva, y su quietud antigua,
con los silencios del lugar se funde
Giacomo Leopardi, a la edad de 23 años, en 1821.