Son casi las 2 de la tarde en
este soleado y azulísimo día de marzo; es sábado, y como cada sábado desde hace
muchos años, espero ansioso y sintiendo ternura, el momento en que me encuentre
con mis queridos padres; sentados siempre
en la misma mesa circular en el restaurante Portonovo. Dichoso por poder contarles
mis pequeñas experiencias humanas con distintos personajes que voy encontrando en mi devenir diario y copan
mi pensamiento. Qué orgullo poder haber desarrollado esta sincera confianza con
mis padres, siempre escuchando y catalizando todas mis inquietudes; qué suerte
gozar de su criterio, sentido común , sensatez, formación y cultura. Es el estudio de las personas una actividad
que contribuye a sentirme pleno e
ilusionado; es el encuentro con el otro,
- también a través de la literatura - , con extraordinarias personalidades de
otros siglos, con las que puedo conversar en mi imaginación y admirarlos, creando
ensoñaciones sobre sus sentimientos y vivencias, y esa recreación genera un sentimiento de autoconciencia muy vívido sobre mi ser.
A los Giacomo Leopardi, Charles de Baudelaire,
Byron, el conde de Mirabeu, el alocado y genial Voltaire, añado
ahora el nombre de Tasso, el poeta italiano más famoso del siglo XVI y admirado por Leopardi, la familia va
aumentando…