[… “Pues lo que no existe, ¿quién nos
lo puede arrebatar?”...]
Marco Aurelio.
Lo que no
existe, es el pasado y el futuro; así Marco Aurelio apuesta con brillantez por
aquello que no nos pueden arrebatar: el presente. Aquel que viva por muchos
años o el que haya muerto joven, los dos pierden por igual, lo único que es
igual para todos es el presente. Es lo
único que existe. Segúramente, la concepción de que una vida más larga que otra sea más valiosa sólo la hayamos creado en tanto que inconscientemente las juzgamos desde el recuerdo, usando la memoria, como si pudieramos juzgar nuestras vidas una vez muertos. Filodemo de Gádara
afirmaba que no hay que desear larga vida a los humanos; no hay más tiempo en
una vida larga que una breve. Como en el pensamiento de Marco Aurelio, Filodemo
asegura que lo único que cuenta es el
instante máximo en su presencia plena.
En la época
de Augusto, -según escribe Pascal Guinard -, Horacio dice: “Carpe diem”, la
vida no es más que un renacimiento que se renueva a cada instante.
Me pregunto
si la vida podría ser concebida como millones de muertes y nacimientos de orden micro temporal; en esta
concepción, el alumbramiento y la muerte
final del individuo sería un continuo en esta sucesión constante de nacimiento
y muerte. Desaparece así, la percepción de la vida como un contínuo; el alumbramiento y la muerte son parte del ritmo de la vida, una sucesión más en esta constante renovación.
El presente
es la constante renovación de la vida, la figura del Dandy en Baudelaire representa
la idealización del presente, su tozudo intento de perpetuación; carece de ambiciones, de propósitos
o de fines; es su manera de rebelarse contra la mediocridad social que le
rodea. Baudelaire no entiende el paso del tiempo como una constante renovación
del presente, le ahoga el instante de la muerte, y el Dandy, es por un lado, la
figura social que encarna esta negación de la muerte unido a su necesaria desvinculación
de la masa, a la que identifica con lo terrenal; trata de ver el mundo desde un
una atalaya que niegue el devenir del tiempo. El Dandy es un héroe antisocial,
y un cobarde vital, lo cual no le resta una honestidad personal, ya que, al
menos ha tomado una actitud ante la vida con
determinación, habiéndose planteado el problema del paso del tiempo, aspecto
que la masa que le rodea parece ni siquiera interpretar, ajenos a toda
reflexión.
Resulta
paradójico que la angustia vital en Baudelaire y el dandysmo, pudieran haberse
visto mitigadas con sólo echar la vista atrás unos 2.000 años y comprobar a buen
seguro, no sin asombro, que personajes como Marco Aurelio o Filodemo llegaron a
comprender al presente como un dinamismo muerte-resurrección, en vez de tratar
de perpetuar el presente negando el inexorable paso del tiempo, con la
consiguiente angustia vital que protagonizó el final de sus vidas; quizás, el pesimismo inherente de la
modernidad les impidió ver las cosas de otro modo.